En Argentina habitan 38 pueblos indígenas, por lo que el turismo cultural indígena aparece como una opción cada vez más elegida por los viajeros nacionales e internacionales que tienen interés en disfrutar de los paisajes y conocer las formas de vida tradicionales de esos pueblos.
Y opciones para adentrarse al turismo de las zonas rurales, cordilleranas o selváticas, existen. Por ejemplo, en el norte del país, 25 familias diaguitas de 12 comunidades de los Valles Calchaquíes de Salta, conforman una cooperativa llamada Red de Turismo Campesino, que ofrece servicios y productos artesanales.
En Misiones, cerca de la frontera con Brasil, unas 15 comunidades mbya-guaraníes conforman la asociación civil Mbya en Turismo, que ofrece a los visitantes caminatas guiadas por la selva, experiencias culturales y de rituales tradicionales e interacción con la naturaleza, entre otras opciones.
Santiago Moreira, presidente de la asociación, señaló que durante 15 años viajó por el país para conocer las experiencias de otras comunidades y formarse en turismo, a través del Programa modelo argentino para turismo y empleo.
Uno de los atractivos que ofrecen es ‘interpretar la naturaleza’, es decir, observar las trampas que utilizaban sus ancestros, cómo solían cazar, cómo era la recolección de frutos silvestres y las plantas medicinales; “les explicamos cómo eran las casas antes y cómo son ahora”.
Otro plus, es que también dan a conocer a los turistas la vida cotidiana de estas comunidades, cómo interviene la política, quién los ayuda, todo eso se cuenta a los visitantes, de acuerdo con una publicación de Puros Viajes.