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Si te preguntas, ¿es necesario hacer mi testamento? ¿Qué diferencia hay entre hacer o no un testamento? La respuesta es sencilla, simplifica y agiliza el proceso sucesorio, reduciendo costos y trámites legales para tus herederos.

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La principal ventaja de hacer un testamento radica en el poder de decisión sobre la distribución de los bienes heredados. De lo contrario, la ley determinará cómo se reparten los bienes entre los familiares, según lo estipulado, y de acuerdo a cada circunstancia específica al momento del fallecimiento de la persona.

Adicional a ello, hay muchas otras razones por las cuales es importante hacer un testamento. Por ejemplo, si la persona fallece habiendo hecho previamente un testamento, de acuerdo con la ley vigente en la Ciudad de México, así como conforme a la ley vigente en muchas entidades federativas de la República Mexicana y con base en un nuevo Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, un notario de cualquier entidad federativa podrá tramitar la sucesión. Esto significa que el procedimiento sucesorio será más sencillo.

 

Por otro lado, si no existe un testamento, en algunos casos y dependiendo de la entidad federativa, los herederos tendrán que acudir con un juez para tramitar la sucesión, lo que implica un trámite más largo, requiere muchas veces de un abogado y, en ocasiones, al final de ese proceso ante el juez, este último tiene que entregar el expediente judicial a un Notario para que éste concluya la sucesión. Todo esto conlleva, además, a costos más elevados.

 

Otro supuesto importante, que puede ser determinante para hacer un testamento, es que, si por ejemplo el testador tiene hijos menores de edad y falleció la madre, puede en su testamento decidir quién se va a encargar del cuidado y custodia de los menores. Al no hacerlo, será un juez quien designe a la persona que se encargue de su cuidado, con base en un orden de personas establecido por la ley.

Un aspecto clave a considerar al redactar un testamento es proteger los intereses de los seres queridos. Por ejemplo, si alguien teme que su cónyuge pueda vender la casa familiar tras su fallecimiento, pero desea asegurar su protección, puede establecer en el testamento el derecho del cónyuge a vivir en la casa, así como el derecho a percibir ingresos por alquiler, sin la facultad de vender la propiedad de manera definitiva.

 

Se puede dejar ese derecho a los hijos junto con el cónyuge, y establecer que la propiedad plena de esa casa, incluyendo el derecho de habitarla y a percibir las rentas, se transmitirá a los hijos al fallecimiento del cónyuge, según el caso.

 

Hay otros supuestos muy variados que son importantes para elaborar un testamento:

  1. Se puede reconocer a una persona como hijo en un testamento.
  2. Si cuenta con una empresa, puede decidir quién será el propietario de las acciones de su empresa a su fallecimiento.
  3. Puede reconocer una deuda a favor de un tercero.
  4. Puede dejar ciertos bienes a personas de escasos recursos o discapacitados que no sean sus parientes.
  5. Puede dejarle una pensión alimenticia a una persona durante el tiempo en el cual permanezca soltera o viuda.
  6. Puede liberar a su deudor de pagarle una deuda.
  7. De manera inversa, si tiene una deuda, puede darle a su acreedor una garantía que no tenía previamente, como por ejemplo otorgarle una hipoteca a su favor que le permita que si usted fallece y no le paga, quede garantizado ese pago con ese bien hipotecado.
  8. Le puede dejar a una persona derecho a recibir dinero periódicamente para pagar su educación hasta que esa persona sea mayor de edad, entre otras más.

Por esos y muchos otros motivos es que es importante elaborar un testamento y para tales efectos, es recomendable que se acerque al Notario de su confianza.

 

*Notario 78 de la Ciudad de México.

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