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El desarrollador inmobiliario se ha profesionalizado y cada vez es más difícil serlo. Mucha gente cree que puede incorporarse a la industria de la construcción y volverse millonario, pero no comprenden todo lo que hay detrás de esta actividad.

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Por ejemplo, el tema de la inflación que se ha sufrido en los materiales para la construcción en los años recientes ha sido de lo más complicado en este negocio.

Si tú arrancas con determinados precios y ciertas condiciones una obra, pero durante el desarrollo de la misma se presentan otras, tienes que hacer un ejercicio para calcular el impacto, incluso hay algoritmos matemáticos que te ayudan, pero jamás nos imaginamos una inflación como la que se está teniendo en la industria. Hay ejemplos, como en el precio del acero, que fue impresionante, y eso cómo lo controlas.

 

La industria de la construcción sufrió un gran impacto, donde los desarrolladores que no perdieron les fue bien porque no tuvieron que poner de su bolsa, toda vez que esos ajustes en los costos de la construcción no se reflejaron completamente en los precios finales de las viviendas.

 

En mi opinión, las condiciones del mercado se van a estabilizar hasta el 2025, porque históricamente, hablando de ciclos sexenales, cada que sale un presidente viene un trancazo y todos tenemos que estar preparados.

Sin embargo, considero que para 2023 y 2024 el tema de inflación en la construcción va a estar dentro de los rangos que ya vimos, no más arriba.

Ahora bien, respecto al consumidor final, por desgracia siempre terminará pagando los platos rotos porque, necesariamente esos mayores costos de construcción repercutirán en los precios finales de venta tarde o temprano. Además, aunque se han presentado incrementos al salario, no tuvo nada que ver con la inflación; entonces, pues sí, podrías estar ganando un poquito más, incluso les van a prestar más en el Infonavit, pero el ingreso real no les permitirá adquirir un mejor inmueble.

Considerando todas las proporciones guardadas, el precio de todo subió el doble o el triple y definitivamente afectó el ingreso real de las personas. Entonces, ¿qué va a pasar? En mi opinión, se van a hacer escalones hacia abajo, y me refiero a que si alguien podía comprar algo de 10 millones de pesos, ahora lo va a adquirir de 8 millones; pero el de 8 lo va a conseguir de 6, y el de 6 millones lo va a conseguir de 4, y así sucesivamente, de manera descendente.

 


Jorge Torres Landa es socio de Grupo Diim, miembro del Consejo Permanente de Solidity Group y Presidente de la Asociación Mexicana de la industria inmobiliaria en el Bajío.

 

Querétaro y su perspectiva inmobiliaria

Para el mercado inmobiliario de Querétaro tengo la perspectiva de un mercado con buena dinámica, ante un círculo virtuoso que se está presentando, entre inversión de empresas nacionales e internacionales, más fuentes laborales, demanda de vivienda, de consumo (comercio), etc.

Además, lo más interesante es que no solo Querétaro se está desarrollando, también los municipios aledaños como El Marqués, Corregidora, San Juan del Río, Pedro Escobedo. Sin embargo, creo que le debemos a la ciudad y a la población infraestructura urbana.

 

El fenómeno del nearshoring es un factor que contribuye con las buenas perspectivas de inversión; el Bajío recibió 850 millones de dólares de inversión el año pasado por nearshoring, es muy claro y no hay mucho que agregar al respecto.

 

Sin embargo, no se trata de inversiones de empresas que maquilan para exportar de inmediato a Estados Unidos, más bien somos un punto logístico en donde se provee para ensamblar en otras entidades del norte del país, por lo que somos como un paso previo antes de llegar allá; visto de otra forma, somos como una manufactura de proveedores, que nos está salpicando positivamente.

 

Residencial y comercial

Como desarrollador participamos en dos importantes segmentos de mercado en Querétaro, como lo es el residencial y el comercial.

 

En el mercado de la vivienda, a pesar de las circunstancias, en 2022 nuestra venta -comercialmente hablando-  fue extraordinaria. Es decir, la gente no se vio afectada a pesar de que hubo muchos que perdieron el trabajo después de la pandemia o que se quedaron con los montos de Infonavit no actualizados, pero es tanta la cantidad de personas (demanda) que están buscando producto, es tanto el déficit de vivienda, que comercialmente no tuvimos ningún problema.

 

Sin embargo, por las circunstancias de austeridad, el tema de permisos y licencias se volvió un cuello de botella y entonces todo se hizo muy lento. Por lo tanto, al “termina la pandemia” pudimos volver a trabajar pero no estábamos listos para satisfacer la demanda, por lo que en el 2023 vamos a poder, por fin, titular todo lo que quedó pendiente del 2022, cuando a pesar de que estuviera construido y vendido no lo podíamos titular.

Por su parte, en el mercado comercial, que es un segmento que siempre se adelanta al problema, ha presentado una serie de ajustes a raíz de la pandemia. La industria y las marcas importantes (AAA) sabían lo que venía y se empezaron a preparar, muchos de ellos ajustando su modelo de negocio; por ejemplo, si un restaurante que antes compraba o rentaba 500 metros cuadrados, ahora solamente quiere 250 metros, porque su mercado principal es para llevar.

Nosotros hacemos community centers y en el 2022 fue de gran aprendizaje, avanzamos muchísimo a pesar de los retos que implicó el uso creciente del e-commerce. Como empresa, nos cambió el modelo, porque hacerlo todo a través de internet implicó hacer muchos ajustes internos, muchos de ellos eficientes pero otros con errores, pero con la experiencia acumulada y el aprendizaje en 2023 tenemos un escenario optimista de crecimiento.

 

@jorgetorreslanda

 

 

@jorge_torreslanda

 

 

@Jorge Armando Torres Landa