En México son muy pocas las personas que invierten. Las opciones tradicionales eran a través de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Cetes, Bienes Raíces u otro producto financiero.
Pero una de las barreras que ha fomentado esta situación es la creencia de que quienes invierten sólo son personas con cargos directivos o con gran poder adquisitivo, pero gracias a otras vías, como el crowdfunding, el acceso es más viable.
Las plataformas de crowdfunding o fondeo colectivo, precisamente rompieron con la falsa idea de que sólo algunos privilegiados pueden ser inversionistas. Esta modalidad de inversión consiste en juntar dinero de muchas personas para financiar un proyecto, es decir, una persona puede invertir un monto pequeño y, junto con otros inversionistas fondear un proyecto de mayor tamaño que les generará utilidades e intereses.
Entre las nuevas opciones de mercado, están las que permiten a pequeños y medianos ahorradores invertir desde montos pequeños, como 1,000 pesos o en ocasiones hasta menos; con estas alternativas se democratizan las inversiones y ahora pueden acceder oficinistas, microempresarios, amas de casa o inversionistas más experimentados.
Como el mercado sabe, los bienes raíces son activos tangibles, es decir, los podemos tocar, habitar, alquilar o vender y permanecerán en el tiempo, lo que hace que sean percibidos como un valor de refugio con riesgo de inversión menor. Además, se ven beneficiados por la inflación y generan plusvalía, sobre todo en tiempos de crisis.
Durante la pandemia, el crowdfunding en bienes raíces sufrió una importante aceleración en la región. De acuerdo a datos de briq.mx, en este lapso se registró un incremento de 239% en el número de nuevos inversionistas, lo cual nos habla de que la gente está siendo más consciente de su patrimonio y busca opciones para diversificar y aumentar su capital.
Otra ventaja de este segmento es que es un sector en creciente regulación, ya que cuenta con la certeza de los plazos, montos y estatus de los proyectos, con lo cual sólo hay que depositar, monitorear el proyecto y esperar a cobrar.