Ante ello, CBRE analizó las prácticas adoptadas por el sector Real Estate industrial para contribuir a reducir su impacto ambiental. Algunos de los puntos clave son la sustentabilidad en el transporte de mercancías, el diseño y construcción de las naves logísticas, las certificaciones de sostenibilidad y el bienestar integral (wellness) de la plantilla laboral.
1.- Sustentabilidad en el transporte
Para los traslados de mercancías, se han implementado medidas para aprovechar mejor los desplazamientos, utilizando a su máxima capacidad el espacio vehicular, así como la intermodalidad, es decir, combinar más de un medio de transporte al llevar mercancías de un lugar a otro, lo que promueve la reducción en las emisiones de C02.
Además, está la utilización de nuevos materiales de embalaje, reciclables y biodegradables, así como la sustitución del petróleo por biocombustibles, gas licuado y vehículos eléctricos también va en el mismo sentido, junto con la optimización de rutas de entrega.
2.- Diseño y adaptación sostenible
El reto es operar con menores costos operativos y menor impacto medioambiental. Es por ello por lo que los nuevos proyectos de construcción de naves logísticas, desde su diseño, están orientados a ser lo más eficientes posibles en materia energética, consumo de agua, utilización de materiales respetuosos con el medio ambiente, y calidad ambiental al interior de la nave.
3.- Certificaciones, de gran importancia
También es importante para las empresas obtener las certificaciones que demuestren que están cumpliendo con los requisitos de sostenibilidad, lo que beneficia su reputación corporativa, aumenta el valor de la nave y le permiten beneficiarse de desgravaciones fiscales. Algunas de las más conocidas son LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) y BREEAM ( Building Research Establishment Environmental Assessment Method).
4.- El wellness, la protección a colaboradores
La nueva modalidad será velar por el bienestar integral y el confort de sus ocupantes, dotando de características y espacios que fomenten su salud y comodidad en el espacio de trabajo. Para ello existe la Certificación WELL, orientada a evaluar que se cumplan distintas medidas que garanticen la satisfacción de los usuarios mediante un sistema de puntuación.
Algunas de ellas son el acceso a una alta calidad del aire y agua en las instalaciones, disponibilidad de una buena alimentación, confort térmico y climatización, adecuada iluminación y aislamiento acústico, fomentar la actividad física y contar con áreas de atención a la salud mental y emocional, reducción de la exposición a materiales contaminantes, entre otros. Esto con miras a transformar los edificios en lugares donde lo principal sea la calidad de vida del empleado.
Todas estas nuevas tendencias se consolidan cada vez más, abonando a la construcción de un mejor futuro, con un medioambiente sano y espacios de trabajo con empleados más productivos y felices.
