En el camino hacia un desarrollo urbano sostenible, las ciudades líderes del mundo han identificado un frente clave: La descarbonización de los edificios.
El desafío es enorme, reconoce Mahesh Ramanujam, presidente y director ejecutivo de Global Network for Zero, pero también lo es la oportunidad. La rehabilitación de los edificios existentes y la reducción de emisiones en el sector de la construcción aparecen como estrategias centrales para alcanzar la neutralidad de carbono.
Y el tiempo apremia: Cerca del 80% del parque inmobiliario actual seguirá en pie en 2050, año clave del Acuerdo de París para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas.
Una modernización urgente y posible
Históricamente, los propietarios han frenado las reformas por sus altos costos iniciales o la complejidad de los procesos. Sin embargo, hoy existen herramientas que permiten una vía asequible e incremental para reducir las emisiones operativas mientras se adoptan soluciones integrales que también consideran el carbono incorporado, es decir, las emisiones asociadas a la fabricación, transporte y ciclo de vida de los materiales de construcción.
Este tipo de carbono representa el 11% del calentamiento global anual, lo que obliga a repensar los permisos y priorizar a las empresas que implementen tecnologías bajas en emisiones en sus obras.
Ciudades que marcan el rumbo
Algunas urbes ya muestran resultados tangibles. Boston, por ejemplo, exige a las grandes obras reportar su consumo energético y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Además, aprobó la primera norma de zonificación de carbono cero neto en Estados Unidos, que aplica a nuevas construcciones.
San Francisco busca ser carbono neutral en 2040 y demanda que los edificios comerciales usen electricidad 100% renovable en 2035. Copenhague ha implementado estrictos estándares de eficiencia y un sistema de calefacción urbana basado en energía residual, mientras que la capital de Islandia, Reikiavik, aprovecha la geotermia para suministrar energía limpia a hogares y negocios.
Más allá de los compromisos climáticos, las urbes que adoptan estas medidas fortalecen su competitividad. Según proyecciones, para 2030 la demanda de espacios de trabajo de alta calidad y bajas emisiones superará la oferta en un 75% en los principales mercados de Estados Unidos. Esto convierte la transición hacia edificaciones sostenibles no solo en una obligación ambiental, sino en un factor estratégico para atraer inversiones, negocios y residentes.
En el desarrollo urbano del siglo XXI, los edificios dejan de ser simples estructuras: Son la pieza clave para un futuro con cero emisiones netas.
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El futuro urbano viene con edificios cero emisiones.