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La industria de la construcción mantiene uno de los mayores rezagos de la economía en cuanto a inversión, toda vez que su repunte solo depende de la inversión no residencial, mientras que la residencial se mantiene contraída.

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La inversión en construcción tuvo en 2022 un ciclo de pobre desempeño, con un crecimiento de apenas 1.1%, por lo que mantiene rezago respecto a los niveles previos a la pandemia, principalmente la inversión residencial.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inversión residencial es la más rezagada, al acumular una contracción de -4.4% en 2022, lo que depende fundamentalmente de recursos del sector privado.

En contraste, la inversión no residencial, aquella que depende más del gasto público a través de obras de infraestructura, presentó un avance anual de 6.2 por ciento.

En 2020, el periodo más álgido de la crisis sanitaria, la inversión en construcción se desplomó -17.4% y en 2021 tuvo una recuperación marginal de apenas 5.6%, por lo que  el pobre avance de 2022 sigue siendo insuficiente para recuperar la fuerte caída que propició la pandemia.

De acuerdo con un análisis de Banco Base, el sector construcción en su conjunto se ubica -3.56% por debajo del nivel de febrero de 2020, pero "la construcción no residencial logró cerrar el 2022 en un nivel 11.29% superior al nivel pre pandemia (febrero 2020). No obstante, es importante recordar que esta recuperación no habría sido posible sin el ajuste significativo que se realizó a la serie en septiembre del 2022, posiblemente por la incorporación rezagada de datos".

En diciembre, en particular, con cifras ajustadas por estacionalidad, la inversión en construcción repuntó 2.0%, donde la residencial avanzó apenas 0.1% respecto a noviembre y la no residencial 2.2 por ciento.

 

 

De acuerdo con analistas de Monex, "buena parte de esta mejora está relacionada a la inversión en las obras prioritarias de la administración federal y ello se ve reafirmado en las cifras del mes, pues el avance dentro del segmento se da en el rubro de construcción no residencial (+2.19%) mientras que la construcción residencial apenas subió en 0.10%", como ya se anotó.

Agregaron que "el gasto público y la llegada de empresas transnacionales para sumarse a la tendencia del nearshoring son los catalizadores que por ahora lucen como los más determinantes, aunque habrá que calibrar los impactos por la posible desaceleración global y las altísimas tasas de interés que jugarán en contra de la prolongación del momentum".

Analistas de Banorte destacaron que es su opinión, fue "impulsada por un aumento en la demanda inmobiliaria industrial –que ha permitido que tanto proyectos nuevos o anteriormente frenados se retomaran".

Añadieron que como perspectiva, "creemos que la inversión –particularmente la relacionada al nearshoring– será bastante relevante para la trayectoria de la economía mexicana en el mediano plazo".