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En México, el portafolio hipotecario tiene un valor de 2.3 billones de pesos y se compone de más de siete millones de créditos hipotecarios, los cuales tienen vinculados seguros de vida, daños y desempleo. La cifra representa el 20% de los hogares del país.

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Sin embargo, los seguros de daños no vinculados a un crédito hipotecario tienen poca demanda, incluso después de los sismos. Hay que recordar que los seguros de daños cubren los ocasionados por fenómenos hidrometeorológicos como inundación, lluvia, huracán, granizo, viento, y de otros tipos, como incendio, sismos y erupción volcánica, entre otros.

Un artículo de Enrique Margain Pitman, director ejecutivo de Secured Lending en HSBC, en una colaboración para El Financiero, señaló que un aprendizaje que dejaron los desastres naturales, es la conveniencia de tener un protocolo que facilite la reclamación del seguro, con acciones como la asistencia inmediata del ajustador, la suspensión de la exigibilidad del pago en los créditos hipotecarios de acuerdo con los planes de apoyo gubernamentales y la comunicación con el asegurado hasta la indemnización por parte de la compañía aseguradora.

Se requiere una eficaz coordinación y colaboración entre la banca, las aseguradoras, las autoridades federales en la materia (SHCP, CNBV, CNSF, Condusef, entre otras) así como las locales.

A un año de los sismos de 2017, hay tres lecciones importantes sobre el tema:

1. Coberturas adecuadas: La mayoría de las coberturas en daños se establecen en función del valor destructible, el cual se debe actualizar periódicamente para reconocer el incremento en los valores de las viviendas. En algunos casos se incluyen coberturas para los contenidos (cristales, muebles, equipos electrónicos, electrodomésticos, ropa) limpieza y remoción de escombros, gastos extraordinarios (renta y/o menaje por un periodo o monto determinado) y responsabilidad civil, entre otros.

Como los créditos hipotecarios pueden financiar hasta 95% del valor de una propiedad, se debe garantizar que la cobertura cubra por lo menos el saldo del crédito. Es importante que la cobertura considere el mayor valor entre el saldo del crédito descontando el deducible y coaseguro, y el valor destructible: el seguro debe cubrir el monto mayor.

El seguro se paga cada mes con las amortizaciones del crédito hipotecario. Su costo se determina con base en el monto asegurado y por cada millón se pagan entre 300 a 500 pesos mensuales. El costo del seguro está incluido en el Costo Anual Total (CAT) de una hipoteca. Los seguros de daños de los bancos difieren en términos de cobertura y suma asegurada, por ello, sus características deben ser valoradas al decidir entre los diferentes créditos hipotecarios del mercado.

2. Cultura del Aseguramiento: Para la mayoría de las personas con un crédito hipotecario, la adquisición de un seguro de daños representa su primera experiencia. Ante la contratación de un seguro, es fundamental explicar al acreditado las características de la póliza: las coberturas, las sumas aseguradas y la forma de reclamarlas. También lo es informarle, en forma periódica, la actualización de las coberturas y sumas aseguradas. Una mejor práctica es orientarlo a que cuando liquide su crédito hipotecario mantenga asegurada su vivienda.

3. Activos asegurables. La vivienda vertical ha crecido en las principales ciudades del país, pero algunas de ellas están ubicadas en zonas sísmicas. Es conveniente tener un seguro que cubra al edificio y sus áreas comunes por daños estructurales, con independencia de que los seguros de daños individuales, asociados o no a los créditos hipotecarios, cubran las áreas comunes con base en la unidad privativa, destacó Margain Pitman, en El Financiero.