Aranda explicó que, si bien tres de los cuatro proyectos estratégicos en materia energética tienen que ver con Pemex, tanto en la exploración y producción como la reconfiguración de refinerías, son negocios en los que se debe invertir, no así la creación de una nueva infraestructura de explotación.

“Pemex es la petrolera más endeudada del mundo y está a punto de perder su grado de inversión, como han advertido algunas calificadoras. Si se empiezan a destinar recursos públicos a un negocio que no es productivo, como la refinación de petróleo, las calificadoras podrían castigar a la empresa en el segundo trimestre de 2019”, sostuvo.

El especialista refirió que la demanda nacional de petróleo es de 1.5 millones de barriles diarios y, si se considera que con la reconfiguración de las seis refinerías existentes en México operando al 40% de su capacidad se podrían refinar 1.6 millones de barriles al día, no hay una justificación financiera o de negocios para construir una nueva planta.

Sin embargo, en marzo, el sector privado y el Gobierno Federal informaron que estaba interesado en construir una nueva refinería en México, tal como lo había revelado la Secretaría de Energía (Sener). “Algunos grupos se han acercado a la Sener porque están interesados en el tema de refinerías”, dijo hace unos meses el titular de la dependencia, Pedro Joaquín Coldwell tras inaugurar la primera gasolinera de Repsol, según una nota de Forbes del 12 de marzo.

El despacho mencionó que diversos grupos de inversión analizaban diversas zonas como Campeche, Tabasco, el sur de Veracruz y Tamaulipas, pero que eran proyectos de larga maduración. Actualmente, Petróleos Mexicanos (Pemex) cuenta con seis refinerías en Salina Cruz, Cd. Madero, Tula, Salamanca, Cadereyta y Minatitlán, cuya producción está por debajo de 50%.