De acuerdo con información del Banco de México (Banxico), de enero a septiembre de 2016 el índice de volumen a la inversión fija bruta para la construcción no residencial bajó alrededor de 6 puntos al ubicarse en 93.83 puntos (92.12 puntos registró en septiembre de 2009). En el caso de la construcción residencial se ubicó en 97.29, casi 10 puntos por encima de lo observado en septiembre del 2009 cuando se situó en las 87.60 unidades.
La reducción de la inversión pública (en obras de ingeniería civil) acumuló en septiembre una caída de 7.4% comparado con 2015. No es pues de extrañar que el ambicioso gasto que el presidente Peña destinaría a la infraestructura se viera significativamente disminuido, obligando a cancelar la construcción proyectos como el del tren rápido México-Querétaro y atrasar la construcción de nuevas carreteras, entre otros.
Por estado, la actividad de la construcción se vio más impactada en Tlaxcala con una caída de 50.4%, Morelos con 46.4%, Tabasco con 44.1%, y Oaxaca y Baja California Sur con 26.5% respectivamente de acuerdo con datos de la CMIC.
Pero eso no es todo, los recortes de la inversión física pública continuarán en 2017; de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2017 el recorte será de más de 25%, dado el preocupante nivel de déficit fiscal que está manejando el gobierno; adicionalmente, el efecto positivo de la inversión privada en infraestructura se ha retrasado por los trámites legales que tienen que cubrir las Asociaciones Público Privadas (APPs).
Por su parte, la inversión a la edificación privada experimentó un alza de 3.5% acumulado a septiembre de este año respecto al mismo lapso de 2015, gracias al crecimiento de la inversión inmobiliaria en el desarrollo de centros comerciales, oficinas y en el segmento residencial. La tendencia es que, en promedio, crezca entre 1 y 1.5% en 2017 de acuerdo con estimaciones de la CMIC.