Según información de El Financiero, uno de los motivos por los que no ha prosperado esta figura dentro de las empresas desarrolladoras es que en caso de que el proyecto no sea aprobado, la inversión realizada en la planeación podría perderse y esta cifra podría llegar hasta los 20 millones de pesos.
El presidente del Comité Técnico Nacional de Infraestructura del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Haig Gulesserain, señaló que en otros proyectos, como la construcción de hospitales, las propuestas no solicitadas sí han tenido éxito, sin embargo, en el sector carretero no ha sido así.
“En los hospitales se sabía que se necesitaba y se comenzaron a solicitar propuestas dentro del programa que se tenía. En las carreteras fue al revés, la iniciativa vino de los privados y el gobierno ya tenía un programa de infraestructura, donde no encajan las propuestas”, destacó.
Este esquema consiste en que compañías privadas propongan un proyecto de infraestructura que consideren necesario, la propuesta es revisada por el gobierno y en caso de ser aceptado se pone a licitación.
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