Este fenómeno ha permitido a México consolidarse como uno de los destinos clave para la inversión extranjera directa (IED) en el continente americano.
Durante el primer semestre de 2024, México recibió un récord de 31 mil 96 millones de dólares en IED, y una gran parte se destinó a proyectos vinculados al nearshoring, según la Secretaría de Economía. Este crecimiento ha detonado una mayor demanda de infraestructura industrial, particularmente en estados fronterizos como Nuevo León, Chihuahua y Baja California.
Sectores como manufactura, logística, automotriz, comercio electrónico, electrónica y dispositivos médicos son los principales beneficiados.
Pero el fenómeno del nearshoring no es exclusivo de México. Países como Polonia, Vietnam y Canadá también han capitalizado esta tendencia debido a sus ubicaciones estratégicas. Polonia ha atraído inversiones en manufactura y servicios compartidos por su cercanía a los mercados de la Unión Europea, Vietnam ha sobresalido en el sector textil y electrónico gracias a su competitiva mano de obra, y Canadá se ha consolidado en industrias tecnológicas y automotrices como parte de su papel en el T-MEC.
“El nearshoring no es solo una oportunidad, es una transformación en la manera en que México se posiciona en el comercio global. Con la infraestructura adecuada y un enfoque en la sostenibilidad, México tiene el potencial de convertirse en un líder mundial en producción y exportación,” destacó Mauricio Brizuela, CEO de Grant Thornton México.
De superar los desafíos actuales, como la necesidad de inversión en infraestructura y políticas de capacitación laboral, México podría consolidarse como un líder no solo regional, sino también en el comercio global en las próximas décadas.