|  

Solamente entre un 5 y 12% de las organizaciones familiares tienen un nivel adecuado de progreso para lograr subsistir en el tiempo.

6 No me gusta0

El nivel de institucionalización de las empresas familiares mexicanas se ha deteriorado en los últimos tres años, por lo que se requiere poner atención a aspectos como el desarrollo de gobierno corporativo y la sucesión generacional, así lo reveló el estudio ‘Nivel de progreso de las empresas familiares para lograr su continuidad y armonía’, de IPADE Business School.

Con datos recabados durante el 2022, el informe estadístico muestra que en términos generales, prácticamente la mitad de las empresas familiares que participaron en el estudio (49%) está en riesgo de desaparecer debido a la acumulación de malas prácticas que, si no se corrigen, terminarán por viciar la dinámica familiar hasta el grado de su desintegración y el fracaso del negocio.

Y el 46% de las empresas tienen temas a resolver; y de este grupo, un 7% está cerca de alcanzar un estado ideal, mientras que solo un 5% tienen un nivel adecuado de progreso para lograr subsistir en el tiempo, según el estudio que presentó el Centro de Investigación para Familias de Empresarios CIFEM|BBVA.

 

El mayor reto que enfrentan las empresas familiares tiene que ver todavía con los procesos de sucesión entre generaciones: el 50% está en riesgo de complicar su supervivencia empresarial por no determinar los tiempos y procesos sucesorios. Un 45% tiene temas  a resolver y solo un 5% de cuenta con un plan explícito para llevar a cabo la sucesión en la dirección general.

 

Durante 2022 hubo más empresas familiares en una segunda generación en comparación con las estadísticas mundiales: 23% de las empresas están en la segunda generación contra un 22% según los estándares mundiales, indicó Ricardo Aparicio Castillo, director del Centro de Investigación para Familias de Empresarios, CIFEM-BBVA de IPADE Business School.

Esta situación cambia en la tercera generación y posteriores, donde se observa un 5% versus 11% de estándar mundial, lo cual nos habla de un mayor grado de fracaso en esos cambios generacionales”.

Según el documento, donde más riesgos se anticipan es en la institucionalización, profesionalización y desarrollo del buen gobierno. Únicamente el 5% de las empresas manifiestan estar en orden en este rubro; 66% requiere trabajar intensamente en el tema; 29% presenta áreas de oportunidad.

 

 

Al respecto, Alfonso Bolio Arciniega, profesor decano de las áreas de Factor Humano y Empresa-Familia del IPADE, comentó que “institucionalizar la empresa significa que su conducción no dependa de una o pocas personas sino, precisamente, de instituciones como la Asamblea de Accionistas y el Consejo de Administración. Por ello, formalizar y profesionalizar los órganos de gobierno es vital para llevar a cabo transiciones generacionales exitosas”.

Con lo que respecta al reconocimiento de liderazgos dentro de las empresas, el 98% de los líderes son miembros de la familia. En tanto, 71% de los líderes asumen múltiples roles: gestionan, gobiernan, son dueños.

 

Asimismo, un 29% de los liderazgos en las empresas familiares lo ejercen mujeres, “lo que indica que estamos lejos todavía de un equilibrio en estas posiciones, pero vemos un avance de tres puntos con respecto al año pasado”, destacó Aparicio.

 

Y en cuanto a cómo ha impactado a las empresas familiares el desafiante contexto económico, se observó que un 70% de las empresas participantes reportaron progreso y crecimiento en sus ventas y un 67% mostró un aumento en su patrimonio en los últimos tres años, indicio de la fortaleza de estas organizaciones pues sus propietarios las habilitan para remontar las adversidades.