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31% de mexicanos no espera que la economía global mejore en el 2023, pero 69% dice tener confianza en el futuro.

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A nivel global, la vida cotidiana de los consumidores se ve desafiada por la inflación, las disrupciones en las cadenas de suministro, la preocupación por la sostenibilidad y el entorno geopolítico.

Todos esos acontecimientos han modificado la forma en la que las personas compran, así como los productos o servicios que adquieren y cómo consumen, según datos que dio a conocer el estudio 'EY Future Consumer Index', elaborado por la firma EY.

Por lo que el entorno ha puesto a los consumidores en cautela. En el caso de México, el 51% de los encuestados considera que su vida será la misma por los próximos tres a cinco meses y un 31% no espera que la economía global se recupere en el siguiente año. Sin embargo, un 69% asegura tener confianza en el futuro.

 

Ante la desaceleración económica, estos datos adquieren una relevancia particular, pues a diferencia de otras épocas de crisis es evidente que las circunstancias recientes nos han hecho más resilientes.

 

“Los consumidores de Latinoamérica son conscientes de los desafíos que están por llegar, pero reflejan una adaptabilidad y disposición al cambio”, expresó Francisco Olivares, socio líder de la Industria de Consumo para Latinoamérica Norte en EY.

En México, el estudio de EY identificó estos segmentos de consumidores: para el 28% de los encuestados, la prioridad es el planeta, mientras que la salud lo es para el 25%; el 18% piensa que la experiencia es primero y para un 14% lo es la sociedad. Las prioridades varían mucho según las zonas geográficas, y la mayoría de los mercados se centran en la asequibilidad y la sostenibilidad.

Principalmente, la demanda de sostenibilidad está impulsada por los consumidores jóvenes, ya que este elemento es prioridad para el 31% de los millennials y generación z encuestados, mientras que el 30% de los baby boomers priorizan la salud.

 

 

También, las generaciones jóvenes siguen impulsando el consumo a través de tecnologías y experiencias emergentes, con uno de cada 10, en esos tres rangos de edad, dijeron ser consumidores digitales: 18% ya usa monedas digitales y plataformas virtuales, frente al 9% y 7% respectivamente de generaciones mayores.

Con la adopción de esos hábitos digitales, las empresas deberán crear las herramientas adecuadas, una cadena de suministro resistente y una logística flexible para poder atender a los clientes. Para ello, tendrán que aplicar estrategias de sostenibilidad que sirvan de forma rentable a las personas y al planeta, a través de la transparencia integrada en toda la cadena de valor.

 

De igual manera, las estrategias de precios y de cartera deberán responder a las nueva percepciones de valor, ya que la asequibilidad se convierte en un factor importante en el actual entorno inflacionista.

 

“En este escenario, los cuatro imperativos que las empresas de consumo deben tener en cuenta son: centrarse en revisar las operaciones y las carteras para cumplir con la asequibilidad, adaptar las estrategias de sostenibilidad para ofrecer soluciones rentables, equilibrar la inversión en compromisos para dar cabida a nuevas oportunidades digitales y, por último, establecer indicadores clave de rendimiento que reflejen los valores cambiantes de los consumidores”, resaltó Gilberto Lozano, socio de Consultoría para la Industria de Consumo en EY Latinoamérica Norte.