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No se ha logrado la recuperación respecto al periodo anterior a la pandemia y fue inevitable el impacto adverso por la tercera ola de la pandemia.

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El consumo privado reportó una contracción mensual de -0.6% en agosto, observarse la pérdida de dinamismo durante tres meses consecutivos. En contraste con ello, en términos anuales presentó un repunte de  10.1% respecto al mismo mes del año pasado, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Analistas de Banorte consideran, que al igual que la inversión, el consumo muestra debilidad, consistente con un panorama más complicado y la tendencia de debilidad continuará otros meses más, aunque no descartan que durante el último trimestre tenga un repunte.

“Pensamos que la tendencia general obedece al deterioro en las condiciones epidemiológicas, con la ‘tercera ola’ de COVID-19 detonando una mayor cautela entre los consumidores. Además, no descartamos que las empresas también estén moderando sus gastos ante una mayor incertidumbre. Finalmente, no descartamos un impacto adicional de las presiones en precios, impactando de manera importante al consumo real”.

Sin embargo, para el último trimestre “creemos que la recuperación podría acelerarse, soportada también por una caída importante en el número de casos de COVID19. Además, tomamos en cuenta: (1) Un avance adicional en la movilidad, con los índices superando ya ligeramente los niveles pre-pandemia; (2) datos más alentadores, incluyendo los PMIs del IMEF (especialmente el no manufacturero); y (3) señales de mayor confianza, tanto entre consumidores como empresas. Así, el consumo parecería estar mejor posicionado para un repunte en lo que queda del año, especialmente considerando una aceleración estacional por las compras de fin de año y el periodo vacacional”.

Por su parte, un análisis de Banco Base señaló que el indicador de consumo privado de agosto “hiló tres meses a la baja, señal de la debilidad de la demanda interna ante el incremento observado en los casos de coronavirus en dicho periodo”.

Con respecto a febrero del 2020, el indicador del consumo muestra una contracción de 3.53%, señalando que todavía no se logra una recuperación completa.

El análisis de la institución financiera estima que, durante el 2021 el crecimiento anual promedio del consumo privado será de 9.15%, luego de haber caído 11.19% en el 2020. “Bajo esta expectativa, se espera que el consumo se recupere a niveles máximos (2018) en agosto del 2023, mientras que, la recuperación a niveles pre pandemia (febrero del 2020) se espera se alcance en octubre del 2022”.

 

No se ha logrado la recuperación respecto al periodo anterior a la pandemia y fue inevitable el impacto adverso por la tercera ola de la pandemia.

El consumo privado reportó una contracción mensual de -0.6% en agosto, observarse la pérdida de dinamismo durante tres meses consecutivos. En contraste con ello, en términos anuales presentó un repunte de  10.1% respecto al mismo mes del año pasado, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Analistas de Banorte consideran, que al igual que la inversión, el consumo muestra debilidad, consistente con un panorama más complicado y la tendencia de debilidad continuará otros meses más, aunque no descartan que durante el último trimestre tenga un repunte.

“Pensamos que la tendencia general obedece al deterioro en las condiciones epidemiológicas, con la ‘tercera ola’ de COVID-19 detonando una mayor cautela entre los consumidores. Además, no descartamos que las empresas también estén moderando sus gastos ante una mayor incertidumbre. Finalmente, no descartamos un impacto adicional de las presiones en precios, impactando de manera importante al consumo real”.

Sin embargo, para el último trimestre “creemos que la recuperación podría acelerarse, soportada también por una caída importante en el número de casos de COVID19. Además, tomamos en cuenta: (1) Un avance adicional en la movilidad, con los índices superando ya ligeramente los niveles pre-pandemia; (2) datos más alentadores, incluyendo los PMIs del IMEF (especialmente el no manufacturero); y (3) señales de mayor confianza, tanto entre consumidores como empresas. Así, el consumo parecería estar mejor posicionado para un repunte en lo que queda del año, especialmente considerando una aceleración estacional por las compras de fin de año y el periodo vacacional”.

Por su parte, un análisis de Banco Base señaló que el indicador de consumo privado de agosto “hiló tres meses a la baja, señal de la debilidad de la demanda interna ante el incremento observado en los casos de coronavirus en dicho periodo”.

Con respecto a febrero del 2020, el indicador del consumo muestra una contracción de 3.53%, señalando que todavía no se logra una recuperación completa.

El análisis de la institución financiera estima que, durante el 2021 el crecimiento anual promedio del consumo privado será de 9.15%, luego de haber caído 11.19% en el 2020. “Bajo esta expectativa, se espera que el consumo se recupere a niveles máximos (2018) en agosto del 2023, mientras que, la recuperación a niveles pre pandemia (febrero del 2020) se espera se alcance en octubre del 2022”.