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Las importaciones repuntan como indicio de la recuperación del mercado doméstico.

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La balanza comercial de México experimentó en julio su primer déficit desde marzo. Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportaron en el séptimo mes un saldo negativo de 4 mil 62.9 millones de dólares (mdd), el más elevado desde enero de 2018.

Las cifras acumuladas en los siete primeros meses del año indican un déficit de 2 mil 968.09 mdd, el primer déficit para un periodo igual desde 2018.

Un análisis de Banorte indica que “el reporte es positivo a pesar de algunos puntos de debilidad, principalmente en el sector automotriz. Desafortunadamente, el crecimiento permanecerá limitado dado que el problema de los semiconductores no se espera que sea resuelto en lo que queda del año.

"Esto probablemente  también afectará otras industrias en las que México tiene una fuerte posición regional, como en los electrónicos. Además, seguimos preocupados por el renovado impacto que podría tener el Covid-19 en los flujos de comercio globales”.

A pesar de ello, consideran que el comercio permanecerá al alza, reside principalmente en la fuerte demanda de Estados Unidos. Por lo tanto, vemos los cuellos de botella como límites para el ritmo de crecimiento, aunque con los niveles de actividad económica últimamente apoyando la dinámica de los flujos.

"No obstante, la producción podría sufrir un mayor impacto si los choques de oferta se exacerban y los costos siguen aumentando, lo cual a su vez podría traspasarse a los precios de los bienes finales y resultar en un cambio en los patrones de consumo”.

Por su parte, Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base, señala que las importaciones crecieron a una tasa mensual de 4.88%, lo que explica el déficit comercial.

Aunque lo anterior se contabiliza de forma negativa en el PIB desde el enfoque de la demanda agregada, no es mala noticia, pues está asociado al proceso de recuperación económica en México, indica la especialista.