Durante los ocho primeros meses del año en curso se registra un ritmo de crecimiento anual de 2.08 por ciento.
Al interior del IGAE, sobresale l crecimiento del sector servicio y la manifactura, pero la contracción de las otras actividades.
El sector primario se contrajo 4.1% anual; la actividad industrial se redujo 0.5% motivado por la disminución de 9.7% en la actividad minera y la caída de 1.6% en la construcción. Sin embargo, la producción manufacturera registró un crecimiento de 3.3 por ciento.
Por su parte, los servicios presentaron un avance de 4% anual, mayor al 2.4% observado en julio.
En opinión de los analistas de Banorte, “persisten riesgos que derivarán en un menor dinamismo económico hacia delante. En particular, esperamos una desaceleración marginal del consumo privado ante los niveles elevados de inflación, lo cual estará compensado parcialmente por el dinamismo del empleo, así como del crédito bancario al sector privado. No obstante, el gasto interno continuará siendo uno de los principales motores de crecimiento de la economía mexicana”.
Agregaron que de igual forma, “es probable que el esfuerzo de consolidación fiscal que ha implementado el Gobierno Federal continúe reflejándose en una fuerte disminución de los proyectos de infraestructura pública. Finalmente, consideramos que la recesión de la industria minera –principalmente de la producción petrolera-, se mantendrá durante el cuarto trimestre, lo cual continuará anulando parcialmente los efectos positivos del mayor dinamismo de la demanda interna”, apuntaron.