En el marco de su participación en el MexHIC 2017 (Mexico Hotel & Tourism Investment Conference), afirmó que el 2017 va a seguir siendo un año de evolución de los paradigmas, tanto políticos como económicos, que ya se empezaron a ver desde 2016, y que anuncian que estamos en un periodo en el que hay un parteaguas, que el modelo en el que estábamos está agotado y estamos empezando a evolucionar.
Anticipa que la política fiscal propuesta por la administración Trump podría generar presiones inflacionarias, dado que su economía se encuentra en pleno empleo, por lo que al incremento de 25 puntos base realizado por la Reserva Federal el 15 de marzo, podrían sumarse dos aumentos más en lo que resta del año; en este sentido, el Banco de México también seguiría con el alza de la tasa de referencia, misma que podría terminar el año en 7.25% en tanto que la inflación lo haría en un nivel de 5.7% aunque hacia el 2018 regresaría a ubicarse en el rango de 3%+/- un punto porcentual y el Producto Interno Bruto (PIB) cerraría con un modesto crecimiento de 1.1 por ciento.
Ahora, la mayor preocupación del Banxico está por el lado de que la inflación de febrero ya revela un traspaso del tipo de cambio en el precio de las mercancías lo que deteriora las expectativas inflacionarias a corto y mediano plazo.
La volatilidad del tipo de cambio continuará también porque el peso es muy atractivo para hacer coberturas; nuestra moneda es altamente volátil ante eventos internos como geopolíticos externos (decisión de la Fed de subir tasa ayer, Brexit, China, por ejemplo), aunque, dice, el incremento de las tasas internas resta atractivo al carry trade.