Los inversionistas estadounidenses han dominado durante mucho tiempo esa financiación. En los últimos dos años, sin embargo, una parte creciente del pastel, 8.4%, fue aportada por fondos de riesgo mexicanos, frente a cerca de 6% en años anteriores.
A pesar de amenazas que van de la política antinmigrante del nuevo presidente de Estados Unidos a la volatilidad cambiaria y la creciente amenaza del proteccionismo comercial, la floreciente escena de las startups mexicanas tiene un plan alternativo: el aumento del capital de riesgo local.
Los inversionistas mexicanos dicen que las políticas de “Estados Unidos Primero” pueden poner de relieve las oportunidades locales y añadir combustible a una creciente influencia del talento y capital nacionales que fluyen hacia las compañías orientadas al mercado interno.
En los últimos años, los emprendedores del país han disfrutado de condiciones más favorables para formar empresas con el respaldo de capital de riesgo gracias a su creciente clase media, a una red transfronteriza más sólida con los inversionistas estadounidenses y a una penetración más profunda del uso de dispositivos móviles.
Algunos capitalistas de riesgo dan crédito parcial a la modernización de las regulaciones para crear empresas por parte del gobierno y a programas de ayuda tales como los del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem).
Los empresarios están lanzando compañías desde dentro de aceleradoras como la estadounidense 500 Startups y espacios de trabajo como The Pool, que tiene oficinas en los polos tecnológicos de rápido desarrollo de Guadalajara y Monterrey. La comunidad tecnológica mexicana lleva años forjando estrechos vínculos con contrapartes e inversionistas de Estados Unidos.