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El peso mexicano cerró el 2024 en 20.8681 pesos por dólar, acumulando una depreciación anual de 22.96%, equivalente a 3 pesos y 90 centavos.

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De acuerdo con un análisis de Banco Base, esto posicionó a la moneda como la cuarta más depreciada frente al dólar entre los principales cruces, detrás del peso argentino, el real brasileño y el rublo ruso.

 

Este resultado representó la mayor depreciación anual desde 2008 y la tercera más alta en la historia del régimen de libre flotación del peso, superada solo por las caídas de 1995 y 2008.

 

Dos etapas en el comportamiento del peso

El análisis de la institución financiera indica que el desempeño del peso en 2024 puede dividirse en dos periodos marcados por factores internos y externos:

Primera etapa (enero-mayo): estabilidad relativa y atractivo del carry trade.

 

Durante los primeros cinco meses del año, el tipo de cambio mostró estabilidad relativa, alcanzando un mínimo de 16.2616 pesos por dólar el 9 de abril, un nivel no visto desde 2015.

 

Este periodo estuvo impulsado por la preferencia de los inversionistas por estrategias de carry trade, favorecidas por las altas tasas de interés en México y expectativas de una política monetaria restrictiva por parte del Banco de México. Adicionalmente, el alza en los precios del petróleo brindó respaldo al peso.

Sin embargo, el panorama no estuvo exento de riesgos. En marzo, Donald Trump consolidó su posición como favorito en la carrera presidencial de Estados Unidos, generando incertidumbre sobre la relación comercial entre ambos países. En México, el presidente López Obrador presentó reformas constitucionales que elevaron las preocupaciones sobre el marco institucional. Pese a esto, el peso cerró esta etapa con una depreciación marginal del 0.24%.

Segunda etapa (junio-diciembre): presiones sostenidas y volatilidad

 

En opinión de los analistas de Banco Base, el panorama cambió drásticamente tras las elecciones del 2 de junio, donde Claudia Sheinbaum ganó la presidencia con un amplio margen, y Morena consolidó una mayoría calificada en el Congreso. Esto incrementó los temores sobre posibles reformas constitucionales que afectarían la estabilidad institucional del país y, por ende, la confianza de los mercados.

 

Entre las reformas aprobadas destacaron la elección popular de jueces, la militarización de la seguridad pública y la eliminación de organismos autónomos como el INAI y Cofece. Estas medidas generaron nerviosismo por posibles repercusiones en la calificación crediticia de México y en su relación comercial con Estados Unidos bajo el T-MEC.

En paralelo, la incertidumbre política en Estados Unidos aumentó la presión sobre el peso. El triunfo de Donald Trump en las elecciones de noviembre y sus propuestas, como imponer aranceles del 25% a las importaciones mexicanas y catalogar a los cárteles como organizaciones terroristas, llevaron al tipo de cambio a un máximo anual de 20.9072 pesos por dólar el 31 de diciembre.

Impacto de la volatilidad en los mercados

La volatilidad en el mercado cambiario fue particularmente elevada en junio, alcanzando un 24.91%, impulsada por las elecciones mexicanas. En contraste, febrero presentó la menor volatilidad del año con un 5.86%. Durante el año, el peso registró caídas significativas en junio (-7.68%), julio (-1.63%) y agosto (-5.97%), acumulando una pérdida del 15.97% en estos tres meses, la mayor para un periodo consecutivo desde el inicio de la pandemia en 2020.

Adicionalmente, la apreciación del yen japonés, derivada de expectativas de ajustes en la política monetaria del Banco de Japón, redujo el atractivo de las estrategias de carry trade en México. Entre mayo y noviembre, las posiciones especulativas netas en favor del peso en el mercado de futuros de Chicago disminuyeron en un 97.14%, reflejando la pérdida de confianza de los inversionistas.

Perspectivas y retos para 2025

 

El cierre del 2024 deja un panorama complicado para el peso mexicano. Las reformas constitucionales aprobadas podrían tener implicaciones negativas en la calificación soberana de México, mientras que la política comercial de Donald Trump representa un riesgo adicional. Asimismo, el Paquete Económico 2025 generó inquietud al proyectar un crecimiento puntual del PIB de 2.3%, insuficiente para atender los desafíos estructurales del país.

 

En este contexto, será crucial monitorear la evolución de las relaciones comerciales bajo el T-MEC, las políticas del nuevo gobierno mexicano y el impacto de las decisiones de política monetaria global en el tipo de cambio. La estabilidad del peso dependerá de la capacidad de México para fortalecer su marco institucional y atraer inversiones en un entorno cada vez más complejo.