En el primer semestre del año, el peso mexicano mostró una apreciación de 1.93% o 39.7 centavos, cotizando alrededor de 20.1325 pesos por dólar, con el tipo de cambio tocando un máximo de 21.4676 el 8 de marzo y un mínimo de 19.4136 pesos el 30 de mayo. Durante el semestre, el tipo de cambio mostró una volatilidad de 10.36%, subiendo desde 9.55% en el semestre inmediato anterior.
En la canasta amplia de principales cruces, solo cuatro divisas muestran una apreciación frente al dólar en la primera mitad del año, el rublo ruso con 27.60%, el real brasileño con 6.18%, el sol peruano con 4.34% y el peso mexicano con 1.93%. La apreciación del rublo ruso se debe a la implementación de controles de capitales tras el comienzo de la guerra en Ucrania a finales de febrero.
El real brasileño y el sol peruano se han apreciado a la par de un fortalecimiento en la primera mitad del año de los precios de las materias primas, lo que ha favorecido las exportaciones de países productores de commodities. Entre las divisas menos depreciadas, se destacan el dólar de Hong Kong con 0.65%, el dólar canadiense con 1.88%, el peso colombiano con 2.13% y el rand sudafricano con 2.20%, que en su mayoría son divisas de países productores de materias primas.
- Al ser la segunda divisa de economía emergente más líquida a nivel global y que además opera las 24 horas del día, el peso es usado para especular sobre el desempeño de otras divisas de economías emergentes y latinoamericanas. Por lo anterior, el peso mexicano se ha apreciado a la par de otras divisas de países productores de materias primas, a pesar de que las exportaciones mexicanas son principalmente manufacturas.
- Durante la primera mitad del año, se ha beneficiado del crecimiento de las exportaciones y las remesas. De acuerdo con series originales, en los primeros cinco meses del año las exportaciones muestran un crecimiento de 18.47% con respecto al mismo periodo del 2021, crecimiento en un 82.58% por las exportaciones no petroleras. Las remesas también siguen creciendo.
- El Banco de México ha subido la tasa de interés avanzando gradualmente hacia una postura monetaria restrictiva, acumulando un incremento 225 puntos base hasta 7.75%. Debido a que la inflación ha sido persistente, en el anuncio de política monetaria del 23 de junio, la Junta de Gobierno subió la tasa en 75 puntos base, siendo el mayor incremento en un solo anuncio desde 2008, cuando se estableció la tasa de interés como objetivo operacional de la política monetaria.
La Junta de Gobierno también ha ajustado su lenguaje y ha enviado la señal de que seguirá subiendo su tasa de interés durante los próximos meses, por lo que la tasa de interés hacia el cierre del año podrá ubicarse cerca del 10 por ciento.
La depreciación del peso en el tercer trimestre se concentró en junio, de 2.42% o 47.5 centavos. La depreciación del peso en junio fue consecuencia de un fortalecimiento del dólar estadounidense de 2.68% durante el periodo, luego de que la Reserva Federal envió la señal de que adoptarán una postura monetaria restrictiva a un ritmo más acelerado. El 15 de junio, la FED subió su tasa de interés en 75 puntos base a un rango entre 1.50 y 1.75%, siendo el incremento más agresivo desde noviembre de 1994.
Asimismo, el presidente de la FED, Jerome Powell, ha reiterado que es prioritario lograr un control sobre la inflación y un regreso hacia el objetivo del 2%, a pesar de que esto pueda ocasionar una desaceleración de la actividad económica, e inclusive ha reconocido el riesgo de que una postura monetaria restrictiva puede llevar a una recesión en Estados Unidos.
Durante el tercer trimestre, es probable que el tipo de cambio siga respetando niveles mínimos entre 19.40 y 19.60 pesos por dólar, debido a que sigue habiendo factores que ocasionan episodios de aversión al riesgo en los mercados financieros globales, principalmente las señales de desaceleración económica global y el riesgo de una recesión económica en Estados Unidos, por lo que una apreciación por debajo de esos niveles es improbable.
Un riesgo clave será la publicación del crecimiento económico de Estados Unidos durante el segundo trimestre que se publicará el 28 de julio, en donde existe la posibilidad de una contracción trimestral por segundo trimestre consecutivo. Si bien dos caídas trimestrales consecutivas del PIB no son la definición oficial de recesión, de ocurrir este evento los mercados podrían interpretarlo de esa forma.