La capacidad de la arquitectura para influir en el bienestar encuentra, quizás, su mayor utilidad en el área de la atención médica, donde el diseño reflexivo y empático pueden tener un efecto profundamente positivo no solo en los pacientes, sino también en los profesionales de la salud.
En respuesta, los arquitectos procuran diseñar instalaciones de atención médica que reflejen un nuevo enfoque; los interiores reciben una mayor atención y son pensados para ser más acogedores, mientras los espacios externos se vuelven más integrales.
Las nuevas instalaciones de atención médica no siempre forman parte de un proyecto independiente, más bien, a veces sirven como complemento a edificios ya existentes; por ejemplo, el Centro Kálida Sant Pau en Barcelona fue construido por Miralles Tagliabue EMBT en 2019 como un centro de apoyo a pacientes del hospital vecino de Sant Pau del siglo XIX.
La estructura compacta, en forma de pabellón, presenta una lúdica fachada de ladrillo, inspirada en el extravagante hospital Art Nouveau de al lado; los interiores fueron diseñados y amueblados por Patricia Urquiola, quien creó un ambiente luminoso y hogareño caracterizado por detalles en madera, pisos de color terracota y azulejos que combinan con los sofás estampados, alfombras y luces decorativas.
“Como diseñadora y arquitecta, mi misión es crear espacios en los que las personas se sientan cómodas y vivan mejor, un objetivo que coincide con la filosofía de Kálida”, explicó Urquiola.
Otro ejemplo de la importancia de la arquitectura sanitaria es el Nuevo Hospital Stanford de Rafael Viñoly Architects construido en California, el cual cuenta con un amplio jardín en la azotea y vistas panorámicas del paisaje circundante.
Además, este centro de salud combina instalaciones y equipos médicos de última generación en sus 368 habitaciones que poseen un diseño flexible, ampliable y funcional.