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En la era de la hospitalidad conectada, la seguridad ya no se limita a cerraduras o cámaras. Los hoteles deben proteger sus sistemas físicos y digitales como un solo ecosistema.

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En el sector de la hospitalidad, la transformación digital ha cambiado por completo la forma en que los hoteles, resorts y residencias gestionan la experiencia de sus huéspedes. Cerraduras inteligentes, cámaras en red, sistemas de climatización automatizados o servicios personalizados mediante apps son ya parte del día a día. Pero esta comodidad también ha abierto nuevas puertas —literal y figuradamente— a los riesgos de ciberseguridad.

 

Hoy, proteger un edificio no se limita a reforzar las puertas o instalar más cámaras. Significa entender que cada dispositivo conectado —desde una cerradura electrónica hasta un termostato— puede ser una posible entrada para un ataque digital. La seguridad física y la ciberseguridad, antes tratadas por separado, ahora deben trabajar de manera conjunta bajo una misma estrategia.

 

Así lo dio a conocer el Dr. Chris Spencer, director & Head of Global Product Security en ASSA ABLOY, quien agregó que los hoteles y centros de hospitalidad operan como auténticos ecosistemas digitales.

Un nuevo ecosistema de riesgo

Un ciberataque puede afectar la operación de los sistemas físicos, y viceversa. Un hacker que logre infiltrarse a través de una cámara sin protección podría manipular cerraduras electrónicas, acceder a información sensible de los huéspedes o incluso detener el funcionamiento de ciertos servicios.

Cada elemento conectado representa un nodo dentro de una red más amplia. Si uno falla, puede comprometer todo el sistema. Por ello, es esencial que las propiedades adopten una visión integral de la seguridad, donde lo físico y lo digital sean tratados como un todo.

Estrategias para fortalecer la protección

 

Una de las principales medidas, comentó el experto, es asegurar que todos los dispositivos trabajen bajo protocolos de comunicación cifrada y que se actualicen regularmente. Además, recomienda aplicar segmentación de red, separando las redes que operan sistemas críticos —como cerraduras, cámaras y puntos de venta— del Wi-Fi que utilizan los huéspedes. Esto evita que una vulnerabilidad en un área se propague al resto de la red.

 

También se debe implementar autenticación multifactor en plataformas clave como paneles de control, sistemas administrativos o de pagos, para impedir accesos no autorizados con simples contraseñas.

 

 

La arquitectura de red como escudo invisible

La arquitectura de red es el corazón de la seguridad digital. Configurar VLANs (redes virtuales independientes) permite que cada sistema funcione de forma aislada, limitando los movimientos de un atacante dentro del entorno. Así, incluso si un dispositivo se ve comprometido, el resto permanece protegido.

A esto se suman los sistemas de monitoreo en tiempo real, firewalls inteligentes y programas de detección de anomalías, que pueden alertar al personal de cualquier comportamiento sospechoso antes de que se convierta en una amenaza seria.

Las personas, el eslabón clave

Más allá de la tecnología, la seguridad también depende de las personas. Muchos incidentes comienzan con errores humanos, como abrir correos de phishing o usar redes no seguras. Capacitar al personal en buenas prácticas digitales es una inversión que puede reducir significativamente los riesgos.

Redefinir lo que significa “estar seguro”

 

En la hospitalidad moderna, “estar seguro” ya no significa solo proteger el acceso físico, sino también blindar los datos, las redes y las experiencias digitales. Integrar ambos mundos —el físico y el digital— no solo refuerza la protección, sino que también genera confianza entre huéspedes, empleados e inversionistas.

 

La seguridad total es ahora un esfuerzo conjunto entre tecnología, infraestructura y cultura organizacional. En un mundo interconectado, solo quienes adopten una estrategia de seguridad unificada podrán ofrecer una verdadera hospitalidad inteligente y segura, puntualizó Spencer.