|  

Para las empresas y organizaciones, el auge de la inteligencia artificial y las redes sociales representa un doble filo: Son herramientas poderosas para innovar y conectar con los consumidores, pero también son canales vulnerables que pueden ser explotados por la ciberdelincuencia.

1 No me gusta0

Ante este panorama, adoptar una cultura de ciberseguridad no solo es una medida preventiva, sino una ventaja competitiva. Invertir en soluciones tecnológicas, capacitar al personal y establecer políticas claras de protección de datos se ha vuelto indispensable para salvaguardar la reputación, la operación y la confianza de los clientes en el entorno digital actual.

 

La popularidad de las redes sociales y la irrupción de herramientas digitales como la inteligencia artificial (IA) han transformado la forma en que generamos y consumimos contenido, pero también han abierto nuevas ventanas de oportunidad para la ciberdelincuencia.

 

De acuerdo con un informe de Check Point Research, el 30% de los enlaces compartidos por bots en plataformas sociales redirigen a sitios maliciosos, mientras que un estudio de la Universidad de Stanford advierte que los generadores de imágenes por IA pueden compartir datos con redes publicitarias sin que los usuarios lo sepan.

 

Estas prácticas, muchas veces invisibles, representan riesgos crecientes para los usuarios. La recopilación de direcciones IP, el rastreo de ubicación o la creación de perfiles digitales pueden derivar en ataques de phishing, robo de identidad y publicidad invasiva. Incluso el uso de herramientas de IA desde redes Wi-Fi abiertas puede facilitar la intercepción de datos y credenciales.

 

C3ntro Telecom, firma mexicana especializada en ciberseguridad, detalla las principales formas en que los ciberdelincuentes aprovechan las tendencias en redes sociales para atacar a los usuarios:

  • Phishing mediante retos virales y encuestas: Cuestionarios como “¿Qué personaje histórico eres?” pueden parecer inofensivos, pero en realidad son utilizados para recopilar información sensible que luego se emplea en fraudes. El Informe de Amenazas de Proofpoint señala que el 65% de los fraudes en redes comienzan con este tipo de dinámicas.
  • Bots y cuentas falsas: Perfiles automatizados difunden enlaces maliciosos, manipulan tendencias o promueven ofertas fraudulentas. Suplantan identidades o generan confianza falsa para inducir clics peligrosos.
  • Mensajes efímeros para extorsión: Plataformas como WhatsApp o Instagram son utilizadas para enviar contenido que desaparece tras visualizarse, lo que dificulta su rastreo. La Interpol ha detectado un incremento del 40% en delitos relacionados con mensajes temporales.
  • Generadores de imágenes por IA: Estas herramientas, aunque útiles para crear contenido visual, también recolectan metadatos, direcciones IP y comportamientos del usuario sin transparentar su uso.
  • Fraudes en redes de citas: Apps como Tinder o Bumble son usadas para crear perfiles falsos con fines de estafa. La Europol estima que el 15% de los casos de robo de identidad están vinculados a estas plataformas.

Cada acción que realiza un usuario —como dar clic en un enlace o utilizar una herramienta de IA en línea— deja un rastro de información que puede ser explotado. Informes de AI Data Tracking Report confirman que varias plataformas de IA recopilan datos con fines poco claros, lo que representa un riesgo directo para la privacidad.

 

 

Protegerse es posible, y los expertos recomiendan el uso de redes privadas virtuales (VPN), evitar conexiones públicas no seguras, instalar bloqueadores de rastreo y revisar las políticas de privacidad antes de utilizar plataformas digitales.

 

En un entorno cada vez más interconectado, la ciberseguridad ya no es opcional, sino una necesidad.