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Se debe aprovechar la fortaleza estructural que representa el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, para que México logre reactivar la economía con rapidez.

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Para que México pueda reactivar su economía lo más pronto que se pueda tras el impacto generado por el COVID-19, se debe aprovechar la fortaleza estructural que representa el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Lo cual se puede lograr con una estrategia que permita a las empresas involucradas continuar con la producción y el suministro de bienes y servicios a los países socios; particularmente a Estados Unidos, destino del 80% de las exportaciones mexicanas.

Ana López Mestre, vicepresidenta y directora general de American Chamber (AmCham) of Commerce en México, dijo que “las dos economías están muy integradas y es importante que las empresas que forman parte de las cadenas de suministro puedan seguir respondiendo a la demanda del mercado estadounidense”. Ya que el tratado será un elemento adicional que blindará el flujo de la inversión y dará certeza al comercio en la región de Norteamérica.

Para ayudar a fortalecer la relación de negocio entre las empresas de ambos países, AmCham tradujo y compartió con empresarios y autoridades en México, documentos en los que se detallan los 16 rubros considerados como actividades esenciales que continúan operando en Estados Unidos; y los productos y servicios que requieren de sus socios mexicanos para evitar que se rompa la cadena de suministro.

Los documentos ya fueron turnados a empresas dentro y fuera de la organización, autoridades de las Secretarías de Economía, de Salud y de Relaciones Exteriores, así como a la Conferencia Nacional de Gobernadores; con el fin de garantizar la protección de las cadenas de suministro y que las empresas que operan en México tengan la posibilidad de cumplir con los compromisos con otras empresas del país vecino.

Finalmente, López Mestre agregó a Expansión que para no perder la capacidad de abastecer a Estados Unidos, también es indispensable avanzar en la homologación de procesos y regulaciones contempladas en el nuevo T-MEC; y ayudar a las empresas y los productores de México a mantener sus operaciones en estos momentos.