Como desarrolladores, siempre deberíamos pensar «¿por qué hacemos lo que hacemos?», toda vez que nuestro objetivo principal tendría que ser agregar valor a la zona y a los clientes con buenos proyectos que emocionen y hagan ciudad. La misión de la empresa es contribuir a que la ciudad de Mérida trascienda económica, social y sobre todo culturalmente, y nuestro medio o lenguaje para esta contribución son nuestra arquitectura y urbanismo.
Consideramos que, para lograrlo, primero debemos entender al urbanismo como un arte. Debe de haber un interés genuino por hacer buenos proyectos arquitectónicos y urbanos; lo mismo con la parte de la construcción, que se cuide la calidad, los tiempos y costos de la obra. Hay que buscar que los proyectos sean rentables, sin que la única inquietud sea «queremos hacer dinero», sino «queremos hacer proyectos que impacten y que potencialicen las zonas de la ciudad».
Actualmente, Mérida está en un punto fantástico de crecimiento. Como desarrolladores debemos preocuparnos por acercarnos a las dependencias correspondientes para entender qué planean para ésta. Es importante mencionar, que cuando se desarrolla una buena ciudad, es porque hay buenas políticas públicas que la respaldan. Evidentemente nuestro país no está a ese nivel, entonces gran parte de la responsabilidad recae en el sector privado. En nuestra ciudad, la Iniciativa Privada genera una reacción en cadena de los productos que se mueven en el mercado (townhouses, departamentos con espacios reducidos), y estos productos cambian con una frecuencia únicamente controlable por las grandes empresas. Varias zonas de la ciudad ya están ‘tapizadas’ de townhouses y locales comerciales, lo mismo ocurrirá con departamentos, así de grande es nuestra responsabilidad.
La capital yucateca está teniendo un crecimiento exponencial y de reactivación de ciertas zonas; sin embargo, algunas están siendo desaprovechadas debido al crecimiento desordenado sin un sentido de ocupación inteligente.
Es nuestro deber identificar los vacíos y ocuparlos, debemos buscar ciudades compactas y ver a éstas como un organismo vivo que es afectado positiva o negativamente, dependiendo de la sensibilidad que el desarrollador tenga para ‘construir’ su negocio.
En nuestro actuar como desarrolladora, tenemos dos principios fundamentales; por una parte, está la acupuntura urbana, y en el otro extremo el desarrollo inmobiliario como imagen urbana. Es rigiéndonos bajo estas premisas como podremos conseguir modelos de ciudad mejores.
Acupuntura urbana
Creemos que una ciudad puede cambiar a corto plazo, siempre y cuando se intervenga en los ‘nervios’ de ésta, puntos concretos que provoquen una reacción positiva. Debemos aprovechar la inercia del mercado inmobiliario en favor de las ciudades. La acupuntura urbana plantea ubicar con sensibilidad y responsabilidad un proyecto arquitectónico en un lugar estratégico que revitalice la zona de manera económica y social. Emplazar un solo proyecto ya es ganancia, pero al crear un segundo, un tercero o muchos más, se empieza a crear un tejido urbano que funciona mejor, como una ciudad, como un organismo.
Desarrollo inmobiliario como imagen urbana
El 80% de la ciudad es vivienda, y al construirla en pequeñas o grandes cantidades ya estás haciendo ciudad. Consideramos que el urbanismo en Mérida es de lo mejor que existe en México, pero el problema recae en que no está lista para crecer como se espera que lo haga. Reocupar los vacíos dentro de la ciudad de una manera estratégica, esparcir con inteligencia los productos inmobiliarios hará que no nos concentremos en un solo polo, y no la atasquemos de personas, infraestructura y, sobre todo, autos.
A diferencia de la Ciudad de México, Mérida no es tan diversa socioculturalmente hablando. Esto se basa en que a veces la mentalidad yucateca es conservadurista o individualista, no permitiendo que pensemos en comunidad; a la hora de buscar una vivienda, el yucateco generalmente prefiere una casa-habitación. Si diseñamos proyectos que busquen crear comunidad sin perder la privacidad, tendremos ciudades compuestas por proyectos que albergan a ciudadanos contentos con su vivienda y, por ende, una sociedad más sana. He ahí la importancia de pensar en el urbanismo como el arte del diseño del espacio público, el arte de hacer comunidad o el arte de desarrollar.
Retos para la redensificación
En Mérida, así como existe un tema de oferta y de demanda, igualmente hay un consumismo innecesario y una incorrecta reutilización de los vacíos. Por ejemplo, la preferencia por parte de algunas personas hacia las zonas más marginadas y el costo de la infraestructura urbanística son también otro punto para tratar, ya que hay que llevar servicios e infraestructura, etc., cuando éstos ya existen dentro de la misma ciudad.
Cabe destacar que aquí continúa la urbanización, pero no la densificación, considerando que, en los últimos años, se triplicó la mancha urbana y solo se duplicó su población, por lo que es claro que no se ha presentado un crecimiento de ciudad equilibrado. Regresando al tema de la periferia, lamentablemente (para Mérida), el construir vivienda en esta zona ha sido la mejor opción para los desarrolladores a la hora de generar vivienda de bajo costo.
Desde nuestro punto de vista, además de la verticalización, existen dos puntos que tenemos que buscar resolver:
- Trabajar de la mano del gobierno para realizar desarrollos que vayan de la mano con la infraestructura de valor que el ayuntamiento planea para nuestras ciudades, y así, ambos beneficiarse. En caso de no contar con respuesta o apoyo por parte de las autoridades, debemos tener la capacidad intelectual y moral de hacer algo en beneficio de la ciudad, insistimos en que hacer las cosas bien siempre es más rentable.
- Como desarrolladores, incentivar el uso del transporte público, así como su mejora por parte del ayuntamiento. Esto solo propiciará el mejor uso de las ciudades y de la vivienda multifamiliar.
¿Qué hay que conservar?
- La calidad del espacio público, que va de la mano con la seguridad.
- La conectividad, y buscar no saturarla, sino repartirla uniformemente en la ciudad.
- Nuestras tradicionales maneras de habitar la vivienda.
Por último, recordemos que las tradiciones generan comunidad. Además, es un tema de la arquitectura investigar cómo se vivía en los poblados mayas, el Centro Histórico en épocas coloniales, hace 50 años en zonas aledañas; es decir, la arquitectura y el desarrollo inmobiliario en Yucatán deberían regirse, entre muchos factores, en las condiciones climáticas, en las costumbres de cómo habitamos los espacios, etc. porque nuestros antepasados respondían de manera pragmática. El uso de materiales frescos, espacios con ventilación cruzada, pórticos que nos protegen del sol, o actividades como ‘tomar el fresco’ siempre fueron particularidades de la manera de vivir en nuestro estado.
Como desarrolladores, es importante pensar en el modelo de negocio como si fuera un arte, una artesanía, y pensar ¿qué calidad de vida le estoy proporcionando a mis clientes?
Texto Esteban Hernández, Sebastián Montalvo y Jorge Cámara.
Foto: C URBANO