Jaime Rodríguez Calderón es gobernador con licencia consiguiendo las firmas necesarias para la candidatura independiente por la Presidencia de la República. Antes de enterrar a su hijo en 2010, prometió que dedicaría el resto de su vida a cambiar la actitud de las personas. Confía en los jóvenes para transformar a México. Tiene contacto directo con las personas a través de su celular y redes sociales. Cree fielmente en los empresarios. Su visión sobre lo que México necesita, es crear confianza sobre todo en sus gobernantes. Logrará la primera candidatura independiente del México moderno a 100 años de la instauración de este modelo en el país.
Pocos símbolos son visualmente tan fuertes como el caballo. En las grandes transformaciones de la humanidad, el equino irrumpe como un elemento desafiante que evoca libertad, fuerza y contacto con lo natural; un retorno a la ancestral relación hombre-animal. En la Revolución Mexicana la figura del caballo fue inseparable del caudillo.
Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón parece tener muy clara su dimensión simbólica. A falta de un logo de partido, la imagen de un equino púrpura con tonos verde, rojo y amarillo en el pelaje con la leyenda Bronco Independiente es la elegida para aparecer en la boleta electoral de Nuevo León en 2015.
La gran novedad en la historia política del estado es que el candidato no aparece registrado con su nombre, sino como Bronco. Puede que aún exista en Nuevo León alguien que no sepa quién es Jaime Rodríguez, pero ni las personas radicalmente indiferentes a la política ignoran quién es El Bronco.
Por otro lado, las redes sociales representan el rompimiento de ancestrales y complejos paradigmas que han encarnado en nuestra política. El gobernante común ordena, manda, conduce pero no dialoga ni interactúa. Nuestra tradición histórica es autocrática. Por años, el monólogo ha sido consustancial a los políticos mexicanos. Es allí es donde irrumpe El Bronco. “Quihúbole raza”, la frase con la que comienza cada una de sus intervenciones se vuelve un clásico, pues lo único seguro es que se vendrá seguida de miles de likes y cientos de comentarios. A la hora de mandar sus mensajes evidentemente no pasan filtro alguno de revisión.
En cualquier caso, si de contraste y de surrealismo hablamos, la imagen de Jaime Rodríguez como el caudillo de Facebook se ha convertido en uno de los más innovadores cuadros de la vida moderna utilizando la tecnología para llegar directo a las personas (1).
Jaime Rodríguez Calderón (JRC) El Bronco, Gobernador con licencia del estado de Nuevo León:
Nuevo León cambia por generaciones. Aquí hay un gran origen empresarial, es cierto. Antes éramos muy pro yanquis.
Teníamos la aspiración de ir a San Antonio, San Diego, Nueva York y Miami; fuimos construyendo un estado, una aspiración que nos permitió entrar a una etapa de competitividad. Para lograrlo primero teníamos que compactarnos en nuestra tierra, pero los gobiernos no hacían eso.
Los gobiernos usaban esa fama de empresarios, de “poderoso Nuevo León”, y se corrompieron, porque el empresario en la defensa absoluta de su capacidad empresarial se fue un poco haciendo laxo con el gobierno en pagar impuestos —aunque generosamente lo hacen—, pensando en mejorar las condiciones del estado y del país.
Entonces en su cansancio empezaron a verse otras cosas, y entonces ahí nace El Bronco. Cuando empiezo, no lo hice pensando en ser gobernador. Ser gobernador fue una circunstancia, una herramienta que busqué para cambiar la actitud de las personas.
GM.- ¿Cómo nace El Bronco?
JRC.- El Bronco nace a partir de la adversidad. Cuando secuestran a mi hija de dos años, muere mi hijo mayor perseguido por la delincuencia; cuando me quieren matar y la autoridad no hace nada. Pero no nada más a mí lo hacían, sino a miles de personas. Entonces tenía dos opciones: huir —cómo lo hacen muchos—, o quedarme. Pero decidí quedarme.
Entonces te nace la adrenalina de la sobrevivencia, y obviamente la promesa que tienes que hacerle a tu familia de cuidarlos y protegerlos, pero no puedes, porque al salir de la puerta de la casa está el riesgo. Entonces tenía que resolver los problemas de una ciudad.
A partir de ahí empecé a cambiar mi actitud, a ser menos egoísta, a ver menos hacia mi interior y ver más hacia “porque tú no cambias si yo pude”. Esa es la actitud de pasividad que tiene la sociedad.
Creo enormemente en las empresas. Estoy enamorado de ellas; por otra parte, soy un enemigo del asistencialismo y el populismo. Eso es lo que está destruyendo el país. Pero a quienes dependen del asistencialismo, se necesita que se les hable fuerte. Yo vengo de la pobreza. Mi mamá no sabe leer ni escribir, pero tiene un hijo gobernador. Pienso que si mi mamá pudo, cualquier mamá también. ¿Pero si mi mamá pudo tener diez hijos y nos mandó a la escuela? Mi mamá no me dio de comer: me enseñó a hacer de comer; mi papá no me enseñó a trabajar: me llevó a trabajar; aprendí que en la adversidad todo es posible.
Además, con la adversidad conocí a la muerte. Ella es mi comadre, mi amiga y la tengo que abrazar todos los días para que no me dé miedo. Estoy enamorado de ella. Según dicen, será la última que vas a ver. Eso me ha hecho ser diferente, no mejor. Simplemente tengo más tiempo para poderlo dedicar a cambiar la actitud de las personas.
GM.- ¿Hace cuántos años iniciaron el movimiento?
JRC.- Fue un movimiento que inició hace 4 años con cinco personas para independizar a México desde Nuevo León. Hay que independizarnos de la actitud de pasividad, de apatía que tienen los ciudadanos. También del asistencialismo, del populismo, del propio sistema político que es caduco, podrido, viejo y obsoleto. Ese sistema político genera una macroeconomía prendida con alfileres, que oprime a la microeconomía, cuando podemos tener un equilibrio entre ambas cosas.
GM.- ¿Y cómo cambiarías esto?
JRC.- Todo se cambia con el trato. La receta no es Harvard, la receta no es la academia, la receta no son los expertos. La receta es el sentido común. ¿A poco tú en tu relación, si tienes una pareja le dices “te atendí, te hice de comer o llevamos a nuestros hijos a la escuela tantas veces” para evaluar una relación? No.
Pero eso es lo que hacen los gobernantes: “Hice tantos hospitales, construimos tantas escuelas, hice esto, aquello”. Ahí debes decirle al gobierno: “espérate. Esa es tu chamba con los impuestos”.
Entendí que la fórmula más efectiva para lograr la confianza de la gente es que te abras. Yo sabía que me iba a casar con la mujer engañada. Esa mujer es la sociedad, quien lo ha sido mil veces. Me casé con ella porque la quiero y tengo que demostrarle que conmigo le va a ir bien. Pero eso no se dice, se prueba.
La parte del sentido común es muy importante si te abres. Después de casarte con la sociedad enojada, no tenemos que ir a la confrontación. Debemos tranquilizar sin engañar; debemos resolver los problemas de una sociedad, sin prometer de más. Pero la sociedad también se volvió comodina con el hecho de que “yo te pago los impuestos y tú me tienes que resolver todo”.
Tampoco es así. Aprendí que si le hablas directo, sin tenerle miedo, sin ser como Santa Claus, es mejor.
Una sociedad que está enojada difícilmente puede comprender. ¿Qué está pasando en Nuevo León? Llegamos con una expectativa muy alta, y con dificultades para cumplirle promesas, pero me di cuenta que es posible resolverlas si le echas ganas, tienes que dedicarle todo el tiempo. Lo que hice fue utilizar lo que los políticos no utilizan: la tecnología y el teléfono. En Nuevo León todo el mundo tiene mi teléfono.
GM.- ¿Cómo, para qué, para marcar?
JRC.- Todos los ciudadanos tienen el número celular del gobernador; se comunican conmigo por whatsapp. Todos los políticos tienen 5 celulares. Yo tengo uno y lo manejo. Yo no tengo secretario privado, ni asistente. Tú puedes entrar aquí directamente y salgo a recibirte.
No tengo directorio del protocolo, no hay director de discursos, no hay quien haga alguna síntesis de prensa. Yo leo Facebook, ahí está toda la verdad de todo el mundo. Los medios de comunicación tienen la noticia 24 horas después, pero Facebook es en el momento, entonces ahí tienes un poder de información previo, que te permite evidentemente enfrentar las situaciones que la sociedad presenta.
Ahorita estaba en un evento con Juan Pablo Castañón (del Consejo Coordinador Empresarial, CCE) y el equipo de Juan Pablo me dice, “oye, ¿por qué siempre estás pegado en el teléfono?” y le dije, “porque siempre decimos puras pendejadas”. Ya me la sé. A lo mejor se van a reír pero para las personas, esto es importante.
Una persona me escribió: “oiga, un trabajador del pueblo me dice que si le puede echar una mano con su papá porque está en el hospital y no traen lana”. “¿En cuál?” le dije yo, y me manda el nombre, esto lo copio, se lo mandó al doctor Manuel de la O, que es el secretario de Salud y le pongo: “ayúdale, y que no le cobren”.
GM.- ¿Como Presidente sería lo mismo?
JRC.- Exacto. Como todo el mundo tiene mi celular, sé que cuando está lleno de mensajes hay problemas en el estado. Pero si mi celular está tranquilo y veo que la mayoría de los pendientes están por resolverse, uta, esto está fregón. Si como gobernante dejas de creerte el dueño y te conviertes en un operador, en un solucionador de problemas simples, México avanzaría de manera extraordinaria. No necesitas ir a clases en Harvard.
GM.- Pero de los problemas fundamentales como país, ¿Cómo resolverías la inseguridad?
JRC.- Bendito el que inventó el teléfono celular. Con esto dejas de tener asesores, con tanta bola de expertos que dicen que son expertos.
Para el tema de la inseguridad inventé un sistema que nos ha ayudado a bajar los índices delictivos. Tú lo percibes. No ves las patrullas en las calles. Yo tengo un programa que se llama FBI, para que la raza lo interprete. Fíjate: todo el mundo sabe lo que es el FBI, pero nadie sabe cuál es la Gendarmería o la Policía Militar o la Policía Municipal, o el Agente del Ministerio Público. Entonces inventé mi FBI, que es mi Facebook Bronco Investigation (FBI).
Entonces, cada vez que tengo una reunión con los jóvenes —que considero van a ser los héroes que salvarán este país—, los comprometo. Los de la otra generación creen que si cambiamos nos va a ir mal, el que llega no va a hacer nada o que ya se arregló el PRI con el PAN. Además, muchos no votan.
Mira, te decía, estos números son la clave. En mi celular le doy claves a la gente y ellos se sienten héroes.
Uno me habla y me dice que uno de los fiscales —de nuestros fiscales—, no le quiere dar un certificado.
Entonces le hablo y le digo, “¿por qué no le quieres dar un certificado?” Entonces, así tú eres el Agente 007, te sientes el héroe. Este se convierte en un gestor héroe. Otro me envía la foto de uno que está vendiendo droga.
Otro me dice: “ingeniero, el maestro fulano anda ebrio y no fue a la escuela”. Entonces, le hablo al director de la escuela, porque yo también tengo los números de todos los directores de las 5,600 escuelas que tenemos en el estado.
GM.- ¿Cuántos contactos tienes en tu celular?
JRC.- Todos los que pueda. Esos contactos me ayudan a que éstos no me hagan guaje. Con el teléfono, todas las mañanas envío mensajes a las seis de la mañana a todos los directores de escuelas diciéndoles “échenle ganas compadres, qué se les ofrece, cómo andan las escuelas, cómo andan sus profes”, y me dicen “oiga, faltan bancos; oiga, nos falló la luz; oiga, se está cayendo la barda; oiga, llovió y se gotea; oiga, las mamás no quieren pagar la cuota”. Aunque nadie me habla para darme las gracias, sé que es chamba del gobernador.
Ok, les digo, “¿cuántas bancas te faltan?, “150”, entonces le mandó al de Recursos Materiales de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y se las envió y me dice “ay, qué a toda madre”.
GM.- ¿Cuál es su visión para el país?
JRC.- La visión del país sería la confianza. Crear confianza.
GM.- ¿Pero crear confianza en qué?
JRC.- En el gobernante. Para eso se tiene que ser un gobernante austero, se tiene que ser un gobernante que platique, que camine, que no estés en Los Pinos nada más encerrado; que puedas ir a donde sea. ¿Por qué el Presidente tiene que ser más cuidado? Yo soy el gobernador y me han querido matar tres veces, ¿pero viste que hay gente de seguridad acá, con radios, con chícharos, vestidos de negro? ¿Con revisiones en la puerta, y que te quiten el celular para que no grabes? Tengo un amigo que me dio un consejo extraordinario: “si no quieres que te graben pendejadas, no digas pendejadas”.
Es la confianza. ¿A poco el Presidente Enrique Peña Nieto es experto en economía? ¿A poco es experto en infraestructura? ¿A poco es experto en salud? El próximo Presidente tiene que ser en cambio un experto en el trato, en el manejo de personal, en emocionar a la burocracia, diciéndoles que no sean flojos. Sonríe. Aquí la sonrisa es una propuesta, que cuando vayas con un funcionario del gobierno te reciba con una sonrisa. Si tú como usuaria y contribuyente del gobierno llegas y te dicen “siéntese, tómese un cafecito”, dices, “uta, hasta que me atendieron bien”.
La economía la hacen los ciudadanos, no el gobierno. Los ciudadanos hemos sido idiotizados por los medios de comunicación que nos dijeron que el gobernante es Supermán. Entonces, hoy con la redes sociales se dan cuenta que es un mortal.
Aquí por ejemplo la gente me raya la madre, porque algunos no me quieren. “¿Qué Bronco, qué onda?”, “pues qué onda tú compadre”, “no, nada más quería saber si eras tú”, “pues sí soy”. Pero generalmente la gente tiene una simpatía conmigo, y yo con ellos tengo una empatía. Así tiene que ser el próximo Presidente. Para ello necesitamos volver a ser los norteños atrevidos.
GM.- Como lo han sido.
JRC.- Exacto. Yo quiero ser ese norteño que vaya a buscar un millón de firmas. Imagínate: Andrés Manuel solamente logró la voluntad de él mismo para ser candidato. No le está preguntando a nadie más.
Pepe Meade solamente logró las firmas del Presidente y de siete de sus paleros, ¿no? Y El Bronco tiene que salir a buscar un millón de firmas.
Me la pusieron muy difícil, pero El Bronco puede, porque El Bronco no es Jaime. Es él y él y tú. Quiero despertar al México bronco, a ese México atrevido, a ese México valiente, a ese México que venza sus propios tabús, esa apatía.
GM.- ¿Quién es El Bronco?
JRC.- Yo tengo el título de ingeniero agrónomo; siempre he creído que la tierra es tu madre y que Dios es tu padre. Esa relación de la fe y querer del lugar donde vives es poderosa.
No tienes que tener una cuenta con millones de pesos, eso no te hace poderoso. Soy un hombre de fe, aunque le rogué a Dios por todas las que pasé. No soy religioso.
GM.- ¿No tienes religión?
JRC.- Religiones las tengo todas, para que nadie se encele, pero más bien voy a misa cuando hay bodas, bautizos, o se muere un amigo o un familiar, pero todos los días le agradezco a Dios y cuando me duermo le digo “Diosito, ahora es el momento”.
Cuando alguien me pregunta si quiero ser Presidente y me dice oiga, “¿cuál es su proyecto económico?” le digo que el proyecto económico es que te vaya bien.
La única forma en que este país le vaya bien —como a otros países del mundo—, es bajar los impuestos. Bajar del 35% a 25% el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y bajar del 16% al 10% el IVA. Esa es facultad del Presidente.
GM.- Es una propuesta totalmente diferente.
JRC.- Con esto a él le va mejor, al otro también y dejas de andar dando despensas y dejas de andar haciendo como si fueras el rey de Arabia o de los Emiratos Árabes.
Si eres el Presidente de México tienes que trabajar, hacer que tu carga fiscal sea menor para que tu familia pueda estar mejor, así como los trabajadores, porque les van a pagar mejor. Y quitar además el límite del salario mínimo, ¿para qué tenerlo? Si lo ves, son tres cosas muy sencillas.
GM.- ¿Y cómo abordaría el tema de la corrupción?
JRC.- Si el de arriba no roba cuando el de abajo lo haga entonces hay que mocharle la mano. Así de simple. Es lo que estamos haciendo aquí en Nuevo León. Si yo no robo, los demás no tienen que robar. Que la gente lo vea.
GM.- ¿Pero no crees que es un cáncer arraigado en la sociedad?
JRC.- El cáncer se quita si vas a quimioterapia. El cáncer son los partidos políticos. Ese es el verdadero cáncer. Tú ya lo viste, Andrés Manuel está convocando a los mismos que estaban en el PRI, en el PRD o el PAN. Puedes ver a Pepe Meade que va con todo el mismo equipo del sistema. Es igual. ¿Cómo terminar con el tema de la corrupción? Llevando a los no corruptos al poder. Llevando a los mejores al gobierno para que no tengan necesidad de robar.
Esa es la solución. Cuando yo hice el gabinete en Nuevo León el primer el requisito fue que tuvieran el permiso de su esposa para que estuvieran conmigo todo el tiempo.
El segundo fue que tuvieran su vida económica resuelta. El tercero, que se emocione, que quiera trascender, que le quiera dejar a sus hijos un orgullo.
En México hay miles de expertos. Gente grandiosa. ¿Por qué tiene que ser un economista el secretario de Hacienda? El gobernante debería ser empresario, un cabrón que le haya sufrido, ¿por qué tiene que ser un diputado el Director de Pemex? No chingues.
GM.- Como el secretario de Salud, que nunca es un doctor.
JRC.- El que se te ocurra. No llevaría al gabinete a ninguno de los que han sido. Todos los que están en el gabinete aquí, ninguno había sido antes funcionario. Cuando nombré a Manuel Vital como director del Fideicomiso de Proyectos Especiales (Fideproes), nunca había sido funcionario, ¿Por qué lo hice? Porque es un administrador. Porque le ha ido bien en su empresa, sabe cómo, y ahí traíamos un desmadre. Mi secretario de Salud es uno de los mejores pediatras que se tienen en el país, porque el problema en Nuevo León es la obesidad infantil.
GM.- Y en México también.
JRC.- Ahí tenemos que trabajar y hacer políticas públicas. Hemos bajado el porcentaje de obesidad infantil en menos de dos años. Claro que es posible, diciéndole a la mamá, “mire, no le dé mugrero a su hijo”, “mire, este cabrón está gordo y cachetón”. A los gobernantes les dicen “no digas eso porque te van a criticar”.
Aquí dije que nadie quiere a una niña gorda, y los medios y los grillos me pusieron una chinga, pero todos después me dijeron “tiene razón El Bronco”. Yo decía lo de niña gorda por el embarazo, así es nuestro léxico, porque si está gorda, está embarazada. La gente empezó a entenderlo. Hay que hablar directo o le rebuscamos.
GM.- ¿Con la política exterior va a ser igual?
JRC.- Exacto. Tú tienes que hablarle al Presidente Trump como él te habla. Vamos a sentarnos, si usted habla en inglés, yo hablaré en español. No inglés ni francés ni alemán. Porque ni Ángela Merkel habla español, ni el Presidente Putin va a hablar español, ni Obama lo hace, ¿por qué tienes que hablar en inglés? Es tema malinchista.
Si somos mexicanos tenemos que hablar en español con el señor a través de un intérprete, “a ver, dile a este copetón cabrón que así es el tema”. Es comunicación.
GM.- ¿Cómo podríamos hacer crecer a México?
JRC.- Nuestra riqueza es enorme. Pero todo lo vemos hacia fuera y no hacia dentro. Creemos que con traernos la General Motors, a la Ford, a las armadoras ya somos un México chingón, pero no nos alcanza para comprarnos un carro de esos. Estamos orgullosos de regalar nuestra mano de obra. ¿Tú crees que las armadoras se vinieron a México porque somos grandes consumidores de autos?
Lo hicieron porque les costamos muy barato. ¿Cómo hacemos crecer a México? Potenciando la industria nacional; a nuestros grandiosos empresarios de Cemex, Vitro, Femsa o La Corona que son las que pagarían mejor a los trabajadores. Pero no les damos ningún incentivo, se lo regalamos a la industria extranjera. No quiero decir con esto que vayamos a cerrar la posibilidad de que venga la inversión extranjera. Hay que traerla pero con cancha pareja.
Que sea competencia más real, que esté en la cancha pareja. Ya lo hice con KIA: le bajamos los incentivos y la empresa no se fue, y es más, me quieren un chingo. Me puse a arreglar ese pedo con el chairman de Hyundai, que es la mamá de KIA, platicamos y cotorreamos.
La industria nacional necesita que la apoyemos para competir con el mundo. Aquí tenemos empresas grandiosas: Nemak, Sigma, Maseca, Frisa, empresas nacionales que generan una gran cantidad de empleos y necesitamos hacer que compitan con el mundo. Si le regalamos 1,000 hectáreas a KIA, tenemos que darle a los demás patrimonio para que crezcan y por supuesto apoyos.
GM.- Uno de los ejes será apoyar a los empresarios mexicanos.
JRC.- A las empresas mexicanas y a los empresarios nacionales. Si reducimos los impuestos se van a ir al cielo. ¿Cómo lo podemos potenciar? Con ejemplos te lo diré. Cuando fui Presidente Municipal en García, hice un programa que se llamó “Hecho Madre”: trae dinero para invertir, nada más les pedí “firma una cartita donde específicas que vas a cumplir la ley. Inviértele”. Si tú vas a la comunidad de García —que quizá es una de las mejor planeadas—, ahí tienen un equilibrio entre vivienda, industria y comercio que lo hizo la propia gente, no el gobierno.
Cada gobernante que llega a este país se cree el mesías. Y los mexicanos nos hemos dejado conducir. El gobernante tiene que marcar la línea, cierto, pero que los ciudadanos estén satisfechos. A ver dime, ¿quién aprecia al Presidente en turno?
GM.- ¿Trump?
JRC.- No, aquí en México. ¿Aquí viste la foto del Presidente? ¿Viste alguna foto oficial del gobernador? No existe en ninguna oficina del gobierno ninguna. Yo tengo nada más una aquí para recordar mi origen, para que no se me olvide que vengo de ahí y que ahí me parió la tierra. Ese es mi origen. Cuando eres gobernante todo el mundo te dice que estás bien, que eres bien chingón y que qué bonito hablaste y cuando llegó aquí dijo “este güey me está….”
No se nos debe cerrar el piso, por eso leo a Zapata. Emiliano Zapata escribía cartas, porque en ese tiempo no había whatsapp.
Aquí dice “carta dirigida al Coronel Gildardo Magaña del 16 de diciembre de 1911.
Señor Coronel, estimado amigo: tengo el gusto de enviarle en la presente el Plan de Villa de Ayala que nos servirá de bandera de lucha contra el nuevo dictador Madero, por lo tanto o suspenda toda gestión con el maderismo y procure que se imprima dicho e importante documento y délo a conocer a todo el mundo”.
¡Y el mundo de ellos nada más era Cuautla, Morelos! Zapata nunca salió de Morelos. Villa era atrevido. Hasta cruzó al otro lado a echarse una nieve el bato. El señor Zapata era muy inteligente, creativo y artista.
GM.- ¿Tendrías mano firme sin ser dictador?
JRC.- Eso ya no existe. Aquí estoy haciendo preparatorias militarizadas. Me di cuenta que los ricos envían a sus hijos a Estados Unidos cuando se portan medio mal y lo hacen con mucho orgullo. ¿Por qué no hacemos aquí nosotros eso? Ahora tenemos cinco preparatorias y los chavos llegan con respeto cuando van sus papás por ellos.
GM.- ¿En dos años han construido 5 escuelas?
JRC.- Con puros maestros militares que son arquitectos, ingenieros y doctores. ¿Que enseñan? Siéntese bien. Que si respetas al maestro, podrás respetar a todos; que cuando canten el Himno Nacional se les enchine el cuero. Que quieras a tu patria, a tu esposa, a tu mamá. Que tengan valores cívicos.
Si hacemos eso en todo el país en lugar de traer a los militares en la calle combatiendo a los delincuentes; que usemos toda su experiencia y capacidad para generar disciplina en las nuevas generaciones, sin armas, sin violencia, con amor, con cariño y con la disciplina que representa las ganas de aprender. Eso no se aprende hoy en las escuelas.
Actualmente el chamaco decide a qué horas estudia y cuánto tiempo estudia, pues entonces ya nos cargó el carajo. Por eso hoy tenemos violencia y maldad. El 80% de los que cometen delitos son menores a 26 años.
GM.- ¿Qué harías por los jóvenes?
JRC.- Ofrecerles opciones. No necesitas hacer reforma educativa, ni académica, ni económica. Todo eso es puro distractor. ¿A poco ha resultado? ¿Cuántos mexicanos conocen la Constitución? Puedes regalarle la Constitución a cada ciudadano y decirle “Señor, estos son sus derechos, estas sus obligaciones. Léalas”. Son 135 artículos, suficientes. Pero ¿quién hoy en México lee un libro?
Me gusta mucho leer a Nelson Mandela. También “Los de Abajo” de Mariano Azuela y “Cómo ser chingón sin ir a Harvard”, que es extraordinario. Es sobre cómo los poderosos son cabrones y cómo los jodidos también lo son. Pero creo que es más fregón el jodido porque no fue a Harvard.
GM.- ¿Y tuvo menos herramientas?
JRC.- Lo puedes ver: al jodido no le asusta no tener. Sabe que mañana lo tendrá si se esfuerza, si genera la creatividad.
GM.- ¿Qué te motiva?
JRC.- La creatividad. Me motiva algo muy poderoso, algo de intimidad personal. Si la violencia y la maldad han invadido a México, a mí también me pegó. La muerte de mi hijo me cambió totalmente, porque fue en una condición muy difícil. Si hubiera sido una muerte normal, todo el mundo la espera, pero encontrarlo muerto me dejó... Estuve siete horas con él, muerto. Lo abracé, le grité a Dios, le grité al mundo, pero le hice una promesa: dedicarle el resto de mis días a cambiar la actitud de las personas.
Cuando tuve la presidencia municipal, obviamente me sucedieron muchas cosas. Mis hijos, mi esposa y yo sufrimos mucha violencia. Cuando terminé, según me iba a encerrar 40 días, y una noche lloré a mi hijo totalmente, porque no lo había yo hecho, me hice el fuerte, me dediqué a trabajar y eso fue una terapia muy importante para mí. Pero cuando terminé mi encargo, se vinieron las de cocodrilo todos los días y todo el día. Tuve un proceso de catarsis. En 23 días reflexioné muchísimas cosas. Fue cuando regresé y le dije a mi esposa que tenía que cumplir la promesa a mi hijo muerto. Las promesas son poderosas.
GM.- ¿Cómo vas a cambiar la actitud de la gente?
JRC.- Hablándoles.
GM.- ¿El malo se puede volver bueno?
JRC.- Claro. La bondad vence a la maldad. Con generosidad, actitud y carácter también. La bondad no es solamente una cosa bonita. A mí me ha convertido la bondad. La parte que más he logrado hacer en mi vida es el equilibrio. No tengo corajes, no tengo rencores. No me enojo.
GM.- ¿No te enoja nada?
JRC.- Nada. Soy duro, no me enoja nada.
GM: ¿La injusticia?
JRC.- Eso me molesta pero no me llega al hígado. Eso te debe molestar, dar vergüenza, pena, angustia, pero no debes reaccionar con enojo, porque eso te causa cáncer.
Simplemente he logrado conectar mi corazón con el cerebro y no al revés. Tengo una frase: “Cerebro, corazón y carácter”. Una cosa sin la otra no funciona. Para lograr las cosas tienes que tener conectado el cerebro al corazón, y el cerebro a la emoción. El corazón solo es débil, pero poderoso. Ese te lleva a todas partes. La razón es más cobarde y miedosa y no te deja hacer las cosas.
Después que me quisieron matar la segunda vez, pensé que nunca más iba a ver a mis hijos, porque aquella fue una persecución cabrona. Pero hoy estoy libre
y tranquilo.
Ninguna mujer aguanta a un hombre como yo, que se arriesga, que va echado hacia delante. Obviamente la mujer necesita ver en un hombre ese lado. Mi esposa
Adalina es una mujer sencilla, maestra, que le gustan mucho los niños y resuelve el problema de la vulnerabilidad porque tiene corazón. Esa parte a mí me ancló y me hizo decir esta parte: “hay vivos que parecen muertos, y muertos que viven por siempre”. Yo quiero ser un muerto que viva por siempre. No ando buscando a la muerte; ella va a llegar cuando quiera o cuando te la manden. Entonces, ¿para qué perder tiempo?
México puede ser extraordinario si dejamos de perder el tiempo. Los mexicanos podemos ser extraordinarios si empezamos a quitarnos esas actitudes.
No necesitamos hacer toda una reforma estructural de la Constitución o de las leyes. Los mexicanos tenemos corazón. El sentimiento del mexicano es enormemente fuerte, por eso somos reconocidos en el mundo: la emoción, pasión e ilusión que no hemos aprovechado en los gobiernos.
El mexicano por sí hace una canción extraordinaria. México quiere volver a reír, quiere volver a cantar, ya no quiere seguir amargado ni asustado. Tenemos que hacer eso y el primero que tiene que hacerlo es quien quiera gobernar este país.
GM.- El ejemplo en el sismo fue la impresionante fuerza de la gente, la humildad y el amor.
JRC.- Cuando hay, y lo has visto, los mexicanos somos extraordinariamente solidarios. Tenemos ese origen. Si fuimos capaces de salir adelante en la desgracia. Hemos sido capaces de salir adelante en toda la historia de México, desde la Conquista hasta la Independencia, ¿por qué tenemos que ir a la confrontación?
Eso se resuelve con la bondad. ¿Tú crees que no sabemos cuántos delincuentes hay en las ciudades? La gente no te lo dice porque no te tiene confianza. ¿Tú crees que hay más delincuentes que soldados? ¿Qué se necesita? Tener un Presidente que sea verdaderamente Comandante de las Fuerzas Armadas; que no sea un represor. Que utilice la tecnología y la confianza para que la gente nos diga y que las Fuerzas Armadas actúen conforme al derecho y respetando a las personas. Hoy por hoy el Ejército Mexicano es una institución en la cual tiene confianza la gente, no así las policías.
GM.- ¿A qué le tienes miedo?
JRC.- A nada. Mi mamá nunca me dijo ahí viene el cucú cuando estaba chiquito. El miedo no existe. Yo conocí la energía eléctrica, la luz, cuando tenía 15 años. Viví en la oscuridad esos años, por eso no le tengo miedo. La oscuridad te hace ver la luz más brillante.
GM.- ¿A qué le tienes respeto?
JRC.- A la vida, a las personas, a los sentimientos, a mi mamá, a mi papá.
GM.- ¿A quién admiras?
JRC.- A mi mamá.
GM.- ¿Personajes de México?
JRC.- A Zapata, por atrevido y precavido. El atrevimiento también tiene que ver con la precaución. Zapata y Pancho Villa para mí son los dos íconos de una sociedad mexicana que se quedó en el pasado, aunque tenemos que revivirla en el ejercicio del atrevimiento.
GM.- ¿Qué es lo que no toleras?
JRC.- No tolero la flojera, la apatía ni el desinterés. Eso me da güeva. “No, mañana lo hago”, “es que voy con mi vieja”, “no, es que tengo que ir al mandado”, que la gente no se mueva.
GM.- Por ser líder.
JRC.- Sí, pero hay veces que quiero estar con Emiliano, con Victoria, con Valentina, con Alejandro, con mi esposa o con mis nietos. Mi mujer me dijo: “si le vas a entrar y si me vas a llevar otra vez a esto, decídelo” pero me emocioné y dije: Si logramos reunir las firmas será otra historia para mis hijos. Ellos podrán decir, “mi papá fue el único que lo logró aquí y lo intentó allá”, ¿y si lo logro?
GM.- Al menos lo intentaste.
JRC.- Ser gobernador de Nuevo León es una responsabilidad extraordinaria y un privilegio enorme y
un honor.
GM.- ¿Cómo evalúas lo que has logrado hasta la fecha?
JRC.- Con un 5.
GM.- A la mitad, todavía falta mucho. Pero la maleta está en otro lado.
JRC.- Quién sabe. Todavía en el ejercicio de lograr la decisión de las personas. Voy a un desierto sin agua, porque ser un candidato independiente es lo
más difícil.
GM.- Hay que luchar contra todo y contra todos
JRC.- ¿Y si vencemos?
GM.- Hay que motivarlos, como dices.
JRC.- Cuando la gente me pregunta “oiga ingeniero, ¿para qué se va? Aquí está a toda madre; ahí la lleva bien, está haciendo un buen trabajo”. Sí, pero no veo a nadie que vaya allá. No soy el único que lo está intentando. Pero según los números, soy el que
puede lograrlo.
GM.- Y con todas las condiciones.
JRC.- Eso me emociona. Y entonces le empiezo a hablar a Dios. Tengo su número de celular y me contesta.
Un whatssappazo y listo. Te mentalizas y sales. Tengo noches desastrosas, tenebrosas. La verdad es que como independiente voy a una ruta que no tiene respaldo.
GM.- No hay camino, hay que hacerlo.
JRC.- Financieramente la gente no te ayuda porque tiene miedo. Lo estamos haciendo con aportaciones de puros amigos, que son muy poquitos y porque las franjas las pusieron muy altas. Pero ahí la vamos haciendo, y jálate un mecatito y jálate el otro y ahí la vamos haciendo.
A Nuevo León le estamos pidiendo permiso y ahí llevamos más de 1,600,000 firmas que me dicen “éntrele”, al resto no hemos llegado a ellos porque no tengo la infraestructura suficiente. En este ejercicio también ves el carácter y la capacidad de los empresarios, doctores, maestros y taxistas de acá.
GM.- ¿Qué te preocupa?
JRC.- Estoy preocupado porque sigue creciendo la maldad y la violencia; porque a la gente en muchas zonas del país no le alcanza. Estoy preocupado porque a mucha gente sí le alcanza, pero que quiere seguir viviendo del gobierno. No es posible que haya más violencia contra la mujer en un país que le ha invertido mucho a la educación. Algo está fallando.
GM.- ¿Cuál es tu sueño?
JRC.- Mi sueño es que no exista violencia ni maldad. Eso es un sueño, pero yo no creo en ellos. Yo creo en la imaginación. Imagino a un Presidente descentralizando el gobierno, que respete los gobiernos de los estados, y genere las condiciones de su crecimiento. Imagino a un Presidente que potencie al municipalismo, porque el municipal es el gobierno más cercano a la sociedad, pero es el más descuidado.
GM.- ¿Cuál es el problema más grande que ves en México?
JRC.- Los partidos políticos. Ese es el verdadero cáncer, aunque fui parte de ello. Nada más que yo me fui a la quimioterapia a tiempo. Me exorcisé. Quitando la partidocracia, México se va a sentir aliviado. El problema de México no es el económico. El problema son quienes han pervertido el sistema económico, quienes, sin conocer a la sociedad, han gobernado y manipulado.
GM.- ¿Cuál es tu mayor fortaleza?
JRC.- Quizá sea mi persistencia. Mi deseo, mis ganas.
GM.- ¿Cuál es tu motor?
JRC.- Mi motor es mi corazón.
GM.- Hay una sociedad cansada de políticos, partidos y promesas.
Mi frase de campaña va a ser la como la del “El caballo blanco” de José Alfredo Jiménez: voy a llegar aunque sea con el hocico sangrando, pero voy a llegar. Me mentalizo y lo hago. Si mi caballo “El Tornado” lo aguanta, yo también tendré que aguantar.
GM.- ¿Quién domó a tu caballo?
JRC.- Tu servidor. Mi papá me enseñó que el que doma a un caballo, doma la vida. Yo sé desde chiquillo eso. Me he criado junto a los caballos. De broma digo que a veces quiero más a mi caballo que a mi vieja, y mi vieja responde “yo quiero más a tu caballo”. El caballo es muy querido en mi casa. Si ves, me gusta la filosofía de la vida, por ejemplo, lo que más me gusta es el desierto.
GM.- ¿Te da la perspectiva completa?
JRC.- Así tenemos que ver al país. Con ojos y la mirada del desierto, para que puedas ver a todos.
GM.- La empatía también.
JRC.- Tú no puedes ser todólogo, eso es lo primero que tiene que saber un gobernante.
GM.- ¿Cuál es la importancia económica de Nuevo León a nivel nacional?
JRC.- Nuevo León produce el 10% del producto interno del país, con solamente 4% de la población. Eso atrae inversión a la entidad. Tenemos la mejor y la mayor infraestructura carretera, con importantes aeropuertos, los centros de convenciones más importantes a nivel nacional; una infraestructura educativa muy importante; tenemos más de 36 escuelas de nivel medio superior capaces de producir a los técnicos que requiere cualquier empresa. Si vienes aquí con tu empresa, nosotros educamos y capacitamos a los técnicos, desde que empiezas hacer la instalación.
GM.- ¿Por eso se da el éxito de los clústers industriales, como el automotriz?
JRC.- Acabamos de lanzar una iniciativa que se llama “Nuevo León 4.0” con 300 millones de pesos que sirve para incentivar la investigación y la transformación tecnológica y todas las empresas pueden tener acceso a ella a través del Clúster TIC de Nuevo Léon (csoftmty) que la dirige un empresario.
Contamos con incentivos importantes, por ejemplo, si una empresa contrata a un genio egresado de nuestras universidades, nosotros le subsidiamos el salario a esa persona. Si una mujer trabaja en una empresa y si es madre, se le reduce la jornada laboral, sin afectar a la empresa y el estado te subsidia ese porcentaje de la jornada. Somos el primer lugar en mejora regulatoria en el país y ahorita lo acaban de anunciar. Hemos bajado los requisitos para el establecimiento de empresas.
Acabamos de aprobar la nueva Ley en Desarrollo Urbano que nos permitirá ofrecer gran facilidad en todas las tramitologías, para dar mayor certeza a la inversión.
Tenemos los índices de inseguridad más bajos en el país. Acabamos de crear la Guardia Civil, que es una policía de proximidad, con elementos a los que puedes hablar. Contratamos a Embassy Advisory, una de las empresas más importantes en el diagnóstico de la seguridad para diagnosticar todo nuestro sistema de seguridad y de procuración de justicia.
Estamos llevando cabo todos los protocolos que nos han recomendado, como lo hicieron en Nueva York, Los Ángeles y Miami.
GM.- ¿Y cuánto ha bajado la inseguridad?
JRC.- El 17%. Nuestros índices delincuenciales son mejores que los de San Diego, Los Ángeles, Houston, San Antonio, Dallas o incluso, Nueva York.
GM.- Es el secreto mejor guardado.
JRC.- Obviamente por el tema económico y la certeza es que han venido a Nuevo León durante los últimos dos años 149 empresas con una inversión de 5,000 millones de dólares y 78,000 nuevas fuentes de trabajo. Hemos reducido la pobreza extrema en 28%, muy por debajo de la media nacional, muy por abajo, por ejemplo, de Texas.
GM.- ¿Cómo han hecho esto?
JRC.- Terminando con el asistencialismo, generando confianza y creando fuentes de trabajo. Los empleos en Nuevo León son los mejores pagados en el país. Nuestros trabajadores son los más productivos de México, y no lo digo yo, lo afirma el Inegi y los industriales.
GM.- En materia de inversión, ¿qué países y empresas buscan instalarse en la entidad?
JRC.- Ahorita estamos teniendo un importante interés de China. Se está construyendo el parque industrial más grande de América con inversión asiática: el Hofusan al que llegarán 100 empresas chinas Apenas estuve cenando con una serie de inversionistas de Alemania; también se han instalado empresas de Francia. Estamos en el tema de traernos más proveedurías de empresas de Corea que van a acompañar a KIA. Ya viene Asia a Monterrey.
GM.- Finalmente, ¿En el tema del TLCAN, ves algún riesgo?
JRC.- No. No creo que el Presidente Trump sea tan guaje, y creo que a Peña Nieto no le queda tanto tiempo como para cometer tonterías.O
Quién como este el hombre que se enfrentó a la delincuencia y resistió un ataque de 2,800 balas; quién como este precandidato independiente por la Presidencia de la República que tuvo entre sus brazos a su hijo muerto y a quién juró cambiar la vida de las personas en este país; quién como este hombre que logró derrotar por primera vez en una elección estatal al PRI y al PAN con una diferencia de más de un millón de votos; quién como este hombre que después de 2 divorcios y una vida como diputado local pensó que en la vida podía ser mucho más que la de un simple burócrata.
Jaime Rodríguez Calderón, conocido como El Bronco, nace el 28 de diciembre en 1957 en el pueblo de Pablillo, en Galeana, Nuevo León. El cuarto hijo de Basilisa se llama así en honor al abuelo, un señor trabajador y hábil para los negocios, amante de los caballos y las fiestas; en 1976, obtiene en Linares su certificado de preparatoria y cuenta con un negocio de fletes, pero sigue con su educación universitaria y emigra a Monterrey a la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Después de ser llevado por ser un estudiante con inquietudes políticas ante el temible Alfonso Martínez Domínguez, artífice del Halconazo en la CDMX en 1971 y gobernador de Nuevo León, es la persona que hábilmente utiliza toda la fuerza de juventud de Rodríguez, afiliándolo al PRI, y lo convierte en líder de las juventudes de la Confederación Nacional Campesina (CNC) estatal.
En 1995, a los 38 años, se siente con fuerza para dirigir al PRI en Nuevo León pero pierde ante un ex alcalde de Monterrey; en 1997, es diputado local por el distrito XXVI. En 2000, cuando Fox gana la Presidencia y el PAN vuelve a barrer con las alcaldías del área metropolitana de Monterrey, donde vuelve a perder ante otro panista.
Para 2006, pasa el tiempo dedicado a la venta de árboles y a la cría de caballos en el rancho de su propiedad. Es cuando rompe definitivamente con Silvia Mirella y consuma su divorcio. Poco después conoce a la joven profesora Adalina Teresa Dávalos Martínez, oriunda de Santa Catarina, 25 años más joven.
Cuando cumple 50 años, en 2007, siente que el tren de la vida lo está dejando atrás. No quiere convertirse en un simple burócrata que salta de un puesto a otro; de 2009 a 2012 gobierna en García. Durante ese periodo pierde la vida su hijo Jaime Lizenco en un trágico accidente. En 2010 pierde también la vida su secretario de seguridad, el General Brigadier Juan Arturo Esparza y su escolta, y sufre a manos de la delincuencia varios atentados y ataques a su familia. El más brutal es en 2011, cuando sobrevive a 2,800 impactos de bala a bordo de su camioneta blindada.
En diciembre de 2012 inicia su sueño —con una elevada dosis de heroísmo— de ser el gobernador, con tan solo dos laptops, un proyector prestado, sin dinero y una cuenta en Facebook con 10,000 seguidores.
El 14 de septiembre de 2014, se separa del PRI, y ante él se extiende una escarpada pendiente, una cuesta arriba de 103,000 firmas que debe ir a pedir casa por casa para postularse en 49 días; el 16 de febrero de 2015, es la fecha para entregar las firmas, y es cuando su equipo obtiene 396,000, cuatro veces más de las exigidas.
El 7 de marzo de 2015, El Bronco inicia la campaña cabalgando a su caballo Tornado; el 7 de junio de ese año, medios internacionales como The Guardian, The New York Times, El País y Dallas Morning News, junto a 189 reporteros, se quedan esperando las declaraciones del candidato que puede dar el campanazo. En la noche, El Bronco romperá la barrera del millón de votos y agradece el respaldo de la ciudadanía ante una increíble elección que gana.
Aquel ciudadano mexicano que sueñe con competir por la Presidencia de la República, deberá recolectar las firmas de al menos el 1% del electorado nacional, lo que equivale a unos 780,000 votantes, afirma el libro “Debajo del sombrero del Bronco. La lucha por una nueva independencia” de Daniel Salinas Basave en su página 138. Lo increíble, es que a enero de 2018, la candidatura presidencial de El Bronco, se perfila hacia una realidad. Dice un refrán mexicano que “caballo que alcanza, gana”. El tiempo nos dirá si tiene la razón.
Texto Gisselle Morán
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