Si se enlistan todas las marcas recientes que llegaron a México, la superficie que requieren podría ser suficiente para rentarles centros comerciales nuevos.
Según los diccionarios la incongruencia se define como falta de “unión o relación adecuada de todas las partes que forman un todo”. Es un poco lo que la industria de retail experimenta en nuestro país en estos momentos. Actualmente pasamos por cambios importantísimos en el mercado de retail y todos sus participantes: usuarios, inversionistas, desarrolladores y brokers.
Resulta que en los últimos meses hemos oído de la llegada de muchas y muy esperadas nuevas marcas de retail a México de todos de diferentes categorías de ropa, de muebles de comida, entre otros, pero cuando la gente se dispone a conocerlas, hay que irlas a buscar a las muy pocas tiendas que tienen funcionando. Esto se debe a la poca disponibilidad que los centros comerciales tienen para recibir a todas estas grandes marcas comerciales en su llegada a México.
Por una parte, los centros comerciales requieren renovarse y actualizarse, de lo contrario se vuelven aburridos y obsoletos, necesitan innovación en su mezcla de inquilinos y mejorar su operación. Por otro lado, las marcas requieren ubicarse en lugares probados y que garanticen suficiente asistencia de personas; necesitan abrir un determinado número de tiendas para justificar los gastos y costos de operación en un mercado nuevo como lo son la logística y distribución, costos corporativos y administrativos, pero no encuentran donde instalar sus nuevas tiendas.
Si enlistamos todas esas marcas, la superficie que requieren podría ser suficiente para rentarles centros comerciales nuevos y dejar espacio para todas las que seguirán viniendo; la novedad, variedad y expectativa de los nombres comerciales de los que se trata sería ancla suficiente para cualquier desarrollo comercial que se construyera para esto, pero los costos de la tierra en las ciudades principales del país hacen de esta alternativa una idea poco viable como solución a esta circunstancia.
La situación del “street retail” tampoco es muy diferente. Cada vez los corredores comerciales o avenidas adecuadas para instalar tiendas de productos o servicios son más limitados y más caros. Las calles y corredores principales han requerido de ciertas ingenierías para mejorar la movilidad y esto las convierte en calles rápidas, difíciles de cruzar o retornar y divide las zonas de influencia a las que acceden las marcas, reduciendo su entorno y por lo tanto sus ventas. Se vuelven mercados demasiado locales, peatonales y poco suficientes para las ventas suficientes. Veremos transformaciones en este sentido, unas para bien del comercio, otras en su perjuicio. Los dos mejores ejemplos que ahora protagonizan estos cambios son las calles de Masaryk y Madero en la Ciudad de México.
La primera será reconfigurada vialmente. Se mejorará la imagen urbana y se dará más capacidad de estacionamiento a sus alrededores. Justo ahora cuando hay más oferta que nunca de espacios comerciales disponibles; cuando antes se pagaban grandes cantidades de traspasos por locales de no más de 300 m2, hoy se ofertan 2,000 o 3,000 m2, a los mismos precios de siempre, en el rango de los 100 dólares por m2.
Veremos qué sucede y como ayuda la inversión que se anunció a la absorción de esta “Main Street” capitalina.
Probablemente veremos en los próximos meses más desarrollo, inversionistas dispuestos a llevar sus rendimientos a más largo plazo y marcas aceptando ir a lugares nuevos, no probados pero con altas probabilidades de funcionar adecuadamente y madurar más rápido.
Probablemente veamos a grupos de empresarios comprar marcas mexicanas para sustituirlas por las marcas internacionales tan esperadas por el público mexicano, las llamadas M&A’s (Mergeand Acquisitions), que si bien son operaciones complicadas y caras, resuelven el tema de expansión o aparición en un nuevo mercado como este para muchas marcas, tal como lo hiciera Walmart al adquirir Aurrerá hace ya muchos años.