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La infraestructura que acabaría de conectar al sureste del país aún no tiene montos exactos de inversión ni participantes interesados. Sin embargo, la opción de un aeropuerto en Tulum se apuntala como una vía para apoyar al turismo nacional e internacional del destino y de la región.

Los proyectos para mejorar e impulsar la economía en el sur de México no paran. La muestra es que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció, el 1 de octubre del año pasado, la construcción del aeropuerto internacional en Tulum, Quintana Roo, zona por donde pasará el Tren Maya −uno de los proyectos emblema de su administración−.

El jefe del Ejecutivo refirió que los trabajos de esta infraestructura iniciarán en 2021 para ser inaugurada en el 2023 y que, al igual que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), será construida por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

 

 

En cuanto a instalaciones, se ubicarán en dos terrenos, uno de ellos de la Secretaría de Marina (Semar) sede de su base en el municipio, y el otro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Ambos con extensiones de tierra de mil 500 hectáreas.

En opinión del Presidente de México, esta nueva terminal no competirá con la que opera en Cancún y estará inmersa en una zona de desarrollo para integrar a los otros aeropuertos de la región y el Tren Maya. Cabe indicar que los aeródromos más cercanos a Tulum son los ubicados en Cancún y Cozumel, por lo que quizá exista un punto de afluencia que atender.

 

 

Revivir un proyecto

En el 2010 y el 2011, fue licitada una terminal aérea en Tulum entre el sector privado; la obra se había planteado desde principios de 2009, pero debido a la crisis financiera global se pospuso. Al concurso público se presentaron empresas como Grupo México, Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), así como Tradeco.

Incluso, el proyecto despertó el interés de Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur), pero la entonces Comisión Federal de Competencia (CFC) impidió su participación para evitar una concentración excesiva en el mercado de servicios aeroportuarios en la región. Sin embargo, en 2011 la SCT declaró desierto el proceso.

La inversión original, bajo la figura de concesión, se calculó en alrededor de 3 mil 200 millones de pesos (mdp) o 250 millones de dólares (mdd), y según las estimaciones de la dependencia federal, la terminal podría haber movilizado a 700 mil pasajeros nacionales e internacionales en su primer año de operación, y recibir hasta a 3 millones en el tercero. Años después, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, Gerardo Ruiz Esparza, entonces titular de la SCT, señaló que evaluaría retomar la licitación del aeropuerto de la Riviera Maya; sin embargo, los planes no avanzaron. No fue sino hasta los primeros días de octubre de 2020 que el actual presidente mexicano planteó revivir el proyecto, con la intención de integrar tren y aeropuertos, hacer un pequeño hub de transporte y así impulsar también el turismo de la zona.

 

El nuevo Aeropuerto Internacional de Tulum estará inmerso en una zona de desarrollo para integrar a los otros aeródromos de la región y el Tren Maya.

 

Viabilidad, de nuevo en duda

En agosto, durante el foro 'Tren Maya-Programa de Inversión Federal', Raúl Bermúdez, representante del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) en Quintana Roo, dijo que el proyecto del ferroviario consideraba la construcción de dos nuevos aeropuertos internacionales, uno en Tulum y el otro en Mérida; aunque autoridades turísticas de la entidad desconocían la buena noticia.

Marisol Vanegas, titular de la Secretaría de Turismo (Sectur) en Quintana Roo, comentó a medios que “es una buena noticia, pero se debe esperar a que se proporcione más información al respecto”, como la ubicación de la nueva terminal, es decir, si estará situada en la misma zona en la que en 2010 se planeó también un nuevo aeropuerto.

A esto, se agrega que la sede de Tulum se realizaría con la finalidad de apoyar la alta demanda de vuelos en el Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC), o en caso de no tener una capacidad apropiada de llegadas y salidas. En el 2019, esta terminal aérea movilizó a 6.7 millones de pasajeros domésticos, y para 2020 la cifra se ajustó a solo 3.5 debido a la pandemia derivada del Covid-19.

Algunos expertos han considerado que otro aspecto para hacer valer la efectividad del nuevo aeropuerto, es que en la ciudad maya hay gran cantidad de selva y zonas protegidas que podrían resultar perjudicadas, lo que varios organismos no gubernamentales resaltaron cuando se iniciaron las labores de construcción del Tren Maya.

En este sentido, la Semarnat respondió en entrevista a El Sol de México que, a la fecha, no tiene un registró de algún proyecto de ese tipo que haya sido sometido a evaluación en materia de impacto ambiental; un estudio importante para determinar las estrategias de recuperación de las zonas perjudicadas.

Según la secretaría, la Manifes-tación de Impacto Ambiental (MIA) es requisito para las obras de infraestructura en el país, un trámite obligatorio y que tiene su fundamento en el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en Materia de Evaluación del Impacto Ambiental.

El proyecto de un Aeropuerto Internacional en Tulum sería una buena noticia para el destino desde varios puntos de vista, como la inversión, generación de empleo, desarrollos de infraestructura y estímulo al turismo. Sin embargo, requiere también de estudios de impacto ambiental y permisos para poder iniciar la obra. 

 

 


Texto Rocío Alavez

Foto: bma estudio