Hoy en día, la industria aeroportuaria mundial se encuentra inmersa en un profundo y revolucionario cambio derivado de las tendencias hacia la privatización y comercialización, lo que plantea cuestiones que requieren de un cuidadoso examen, entre las que destacan:
El papel de los gobiernos en la planeación de la infraestructura dentro del contexto del desarrollo nacional y de sus relaciones con el exterior, con base en una clara política aeronáutica.
La necesidad de los operadores de encontrar nuevas fuentes de ingresos que, sin incrementar las tarifas a las aerolíneas y a los usuarios, les permitan contar con suficientes recursos para realizar inversiones que garanticen la seguridad y funcionalidad de los aeropuertos, así como mejorar la calidad del servicio.
El desarrollo de la infraestructura aeroportuaria no responde actualmente a una estrategia global de largo plazo. Esto se debe a que no existe una política aeronáutica dentro de la cual se inscriba un Plan Maestro para el desarrollo aeroportuario del país.
Por lo tanto, bajo estas consideraciones, para que México pueda acceder en el futuro a una infraestructura moderna y eficiente, requiere enfrentar tres retos:
1.Contar con un Plan Maestro para su desarrollo.
2.Contar con un nuevo enfoque.
3.Alcanzar su modernización tecnológica.
NECESIDAD DE UN PLAN MAESTRO
Para asegurar que México cuente con un sistema aeroportuario que apoye el sano desarrollo de la aviación, es indispensable que las autoridades se aboquen en la formulación de un Plan Maestro para el desarrollo a largo plazo de la infraestructura aeroportuaria nacional de características similares al formulado a mediados del siglo pasado; y que sirvió como base para incorporar al país a la era de las aeronaves turborreactoras. Incluso, ese plan fue igualmente fundamental para la modernización de las líneas aéreas en México.
Dicho plan debe quedar inscrito dentro de una Política Aeronáutica Nacional para el siglo XXI, en cuya elaboración debe alentarse la participación de la Iniciativa Privada (IP), así como de organismos y órganos colegiados interesados.
De la misma manera, además de fijarse las características, prelación y calendarización del desarrollo aeroportuario, deberían establecerse los parámetros mínimos de calidad del servicio deseables, así como la regulación a ser aplicada para garantizar la prestación uniforme y equitativa de los servicios a todos los usuarios.
Es necesario mencionar que tal documento no se contrapondría a los Programas Maestros de Desarrollo o Programas Indicativos de Inversiones, que están obligados a formular y mantener en forma permanente los concesionarios y/o permisionarios de los servicios, de acuerdo con la Ley de Aeropuertos; más bien, sería una guía para enunciar y actualizar dichos programas de tal forma que la nación cuente en el futuro con una infraestructura aeroportuaria que apoye su crecimiento y desarrollo.
Es previsible que la implantación de esta propuesta implique una revisión de la Ley de Aeropuertos y de su reglamento, así como de otras normas y regulaciones, pero ello debe ser visto en el contexto de un sistema aeronáutico moderno, eficaz y eficiente.
UN NUEVO ENFOQUE
Hoy, la concepción de los modelos de la industria aeroportuaria tiene que evolucionar, pues ha sido superada la noción de que los aeropuertos son solamente instalaciones de transbordo entre dos medios de transporte; así éstos, además de proveer las instalaciones básicas para el procesamiento de los pasajeros y la carga, también plantean su oferta en términos de valor, conveniencia, seguridad, rapidez y calidad del servicio total que ofrecen a sus consumidores.
Es importante destacar que, en este mundo globalizado, claramente se observa una tendencia hacia el incremento de la competitividad de los aeropuertos como un medio para atraer volúmenes adicionales de negocio, por lo que es indispensable cambiar la mentalidad tradicional de “…administrar un bien físico…” a una de tipo empresarial de “…administrar una unidad generadora de utilidades y enfocada a satisfacer las necesidades de los viajeros y de los usuarios de la carga…”.
Así, es fundamental “reinventar” los aeropuertos para que puedan competir en un mundo cada día más complejo y organizado y, de esta manera, convertirlos en centros de negocios más valiosos para sus comunidades.
Con base en esta concepción, los operadores aeroportuarios tendrán que idear nuevas fórmulas y conceptos, no solamente para atraer a los usuarios, sino también para ofrecerles un valor agregado que haga más atractivo el uso de sus instalaciones.
Esta nueva concepción no debe estar enfocada solamente al pasajero, también al usuario de la carga aérea que, en México, es uno de los campos que más amplias posibilidades de desarrollo representa, dado su uso, relativamente escaso.
LA MODERNIZACIÓN TECNOLÓGICA
Esta nueva etapa en la vida de los aeropuertos solamente será posible alcanzarla si, aunado a los esfuerzos e imaginación de los operadores, se lleva a cabo su modernización integral con base en la aplicación de Tecnologías de la Información.
Se ha dicho, con toda razón, que “la información es poder”; hoy en día, las herramientas de tipo informático permitirán ofrecer nuevos y mejores servicios en los aeropuertos. La información así obtenida y debidamente procesada será fundamental para el éxito de los operadores aeroportuarios al permitirles conocer los hábitos y costumbres de los viajeros, usuarios de carga y visitantes en general.
La utilización de dichas tecnologías también será de enorme utilidad en cuanto a la racionalización en el uso de las instalaciones, en el control de las operaciones y de la administración, en el incremento de la seguridad, en la mejor calidad y oportunidad en la prestación de los servicios a los usuarios; así como en la programación, ejecución y control del mantenimiento.
Como consecuencia, otro de los elementos clave para que México cuente con una infraestructura aeroportuaria adecuada, rentable y eficiente, debe basarse en el uso y administración integral de las TI. En la medida que la información procesada se comparta y distribuya entre los diferentes usuarios de las terminales aéreas en un esfuerzo de colaboración, y no sea concentrada en exclusiva por la administración de cada aeropuerto, sus beneficios potenciales crecerán de forma exponencial.
Finalmente, es necesario observar que, por la falta de una Política Aeronáutica, en México existe una escasez de concurrencia y congruencia entre los planes de los operadores aeroportuarios y los de las líneas aéreas, lo que crea importantes distorsiones en la planeación y prestación de los servicios en este importante medio de transporte.
Texto:Eduardo Luna Traill
Foto: envato / tgt / ASur / gob mx