A pesar de los problemas externos que están provocando cambios en el presupuesto del gobierno federal, la actual administración se propone mantener el ritmo de inversión, lo cual queda de manifiesto en el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 (PNI). Para lograrlo, se está apostando a la banca múltiple y al crecimiento del crédito; es decir, se quiere que los banqueros se lancen a financiar el desarrollo del país.
El mensaje que el gobierno federal está emitiendo desde el principio de año, mismo que dejó bien claro en los llamados “Pre-criterios 2015”, entregados al Congreso el pasado 31 de marzo, es que se está ajustando el cinturón. Al recorte por 124,000 millones de pesos (mdp) que anunció en enero, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) añadió en marzo el mensaje de que sacará las tijeras para dejar de gastar otros 135,000 mdp en 2016.
Con ello, el gobierno se propone mantener sin cambio lo prometido tras la controvertida reforma fiscal: no nuevos impuestos, no más deuda, sí al cumplimiento de un menor déficit presupuestal en los años que vienen.
Lo dijo claramente Luis Videgaray, secretario de Hacienda, durante la 78a Convención Nacional Bancaria: “México aprendió la importancia de la estabilidad; los que más sufren cuando se rompe son los que menos tienen”. El funcionario determinó que mantener el orden de las finanzas públicas es “de muy alto contenido social”; por ello, ha determinado rehacer el presupuesto federal bajo el lema de lo que llamó “base cero”, básicamente un rediseño que no continúe inercias de los miles de programas y temas que se incluyen cada año; una revisión total.
En ese contexto, un Videgaray muy conciliador y deseoso de buscar alianzas es el que se dirigió este año a los banqueros. Simplemente se abrió a compartir con la banca y demás reguladores los logros futuros de la reforma financiera. El más importante objetivo para el que necesita aliados, lo dejó muy claro: “La banca mexicana tiene la oportunidad de ocupar un lugar clave en el desarrollo del país”, financiando los proyectos de infraestructura que ya no se pagarán con gasto público.
Qué tanto puede intervenir la banca, es la cuestión. El PNI 2014-2018 marcaba una inversión de 1.3 billones de pesos (trillion en Estados Unidos), y planteaba de origen una distribución de 42% recursos públicos, 58% inversión privada. Esto es que para las empresas interesadas, las inversiones potenciales ascendían a unos 754,000 mdp. Si los recortes presupuestales anunciados rondan los 260,000 mdp, pero se ha anunciado que se ubicarían mayoritariamente en gasto corriente, podrían ubicarse unos 100,000 mdp adicionales a las inversiones esperadas por parte de la iniciativa privada en infraestructura.
Durante la Convención Nacional Bancaria, Luis Robles, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), señaló que “vivimos el ciclo de expansión más sano y largo en la historia del crédito”, y que este ciclo, a diferencia de otros en el pasado, es sostenible. La banca lleva 13 años creciendo a razón de 3.7 veces el aumento del PIB; esto es, entre 2001 y 2014.
En este lapso, la banca invirtió 600,000 mdp, construyendo 44% de las sucursales con que se cuenta actualmente, instalando 89% de las terminales puntos de venta y 83% de los cajeros automáticos que existen. Hoy el sistema ha expedido 163 millones de tarjetas y realiza 998 millones de transacciones electrónicas al año. “Nunca antes vimos tasas de interés tan bajas”, señaló Robles. La tasa para un crédito comercial promedia 6.7%, la de vivienda 10.9% y para auto 12.5%.
En general, los banqueros consideran que podrán seguir creciendo a doble dígito en los próximos años en cuanto al otorgamiento del crédito, manteniendo al mismo tiempo la solidez del sistema, que ahora mismo es uno de los más seguros del mundo, al haber recibido la calificación decompliant por parte del comité de estabilidad bancaria de Basilea. Su promedio de liquidez es superior al de Estados Unidos.
El número mágico al que llegó Luis Robles es de 100,000 mdd adicionales en créditos para los próximos años, unos 1.5 billones de pesos. En suma, de ser viables los proyectos de infraestructura marcados por el gobierno federal, la banca comercial tendría fondos para hacerlos realidad y mantener el crecimiento, a pesar de los precios del petróleo.
Texto:Arthur Owan