Como un efecto del Covid-19 en España, la demanda de construcción de piscinas entre particulares va en aumento, tanto, que los interesados tendrán que esperar a septiembre, porque los constructores e instaladores no se dan abasto.
El miedo al contagio, la incertidumbre sobre las vacunas y los cierres y cupos en las piscinas comunitarias o municipales ha hecho que quien disponga de un mínimo espacio opte por gastarse los ahorros en una piscina privada.
Una publicación de Radio Popular mencionó que ya no basta con las piscinas portátiles, las que en 2020 por estas fechas se agotaron en los almacenes. Las piscinas deseadas pueden ser hechas por los albañiles o de fibra o poliéster; estas últimas son las más requeridas por la solidez y la rapidez de la instalación.
"En tres días la tiene funcionando”, contó un distribuidor de piscinas en Madrid; añadió que “desde enero no hemos parado de instalar piscinas. Hay gente que se quedó el verano pasado en lista de espera y desde primeros de año las está poniendo”.
La demanda incrementó un 60% respecto a otros años; asimismo, no todo el mundo tiene un gran espacio ni la disponibilidad económica para construir o adquirir una piscina, por lo que el mercado se está adaptando a la demanda.
Así, cualquier lugar parece bueno para construir su piscina privada; cabe mencionar que los interesados la piden incluso para áticos, pero está prohibido. Para instalar la piscina, se necesita el informe técnico de un arquitecto y diversos permisos.