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Deben establecer estrategias y planes de negocio que les permitan ser resilientes y tener información de los activos para poder tomar decisiones no reactivas y con altos costos, señaló la firma Newmark Knight Frank.

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De acuerdo con especialistas, las empresas latinoamericanas tienen poco control de su portafolio inmobiliario, por lo que no tienen la capacidad de reaccionar ante los vaivenes de una crisis como la que se registra a nivel mundial, derivada del COVID-19. Así, deben establecer estrategias y planes de negocio que les permitan ser resilientes y tener información de los activos para poder tomar decisiones no reactivas y con altos costos.

Entonces, un portafolio inmobiliario resiliente es aquel que se acerca en su proceso de manufactura al mercado final, que no queda sujeto a temas de aranceles estando en Asia o en cualquier parte del mundo. Asimismo, es el que puede administrar los riesgos para no quedar inmerso en una problemática, que puede diversificar ajustándose a una evaluación de riesgo que se pueda manejar.

“Antes se hablaba de los procesos just in time y ahora una nueva frase de 'la nueva normalidad' es ‘just in case’”, destacaron Sergio Pérez y Samuel Campos, directores ejecutivos de Servicios Corporativos Globales LATAM de Newmark Knight Frank (NKF), durante el evento Office Tenant week.

Agregaron que los empresarios que ponen cuidado a los activos, en términos generales, son los que se dedican al tema del retail porque buscan estar cerca del mercado objetivo, pero al resto de los inmuebles no se les considera importantes porque las empresas se adaptan a estos y no los seleccionan como un insumo estratégico para las empresas.

No obstante, el portafolio inmobiliario es la parte más subestimada de la administración de una empresa y es tan esencial que ofrece un punto de oportunidad y de superar situaciones adversas, porque es el que tiene injerencia en la atracción y retención de talento, en la productividad de los empleados, en la calidad de producción y en el tiempo de entrega del producto.

“Desafortunadamente en América Latina, se ve al bien raíz como un mal necesario porque las empresas terminan adaptándose a lo que se tiene, sin tener una dimensión clara de que el gasto en inmuebles es la segunda partida de gastos de la empresa y es el ingrediente, el insumo más importante en el desempeño. Es decir, este 20% de gastos, implica la atracción, retención de talento y productividad de la primera partida que es mano de obra”.

En este sentido, tener el conocimiento claro de los activos con los que se cuenta dentro del portafolio inmobiliario permite saber si se posee lo suficiente para competir o hacerle frente a situaciones como la presente, donde se necesita bajar en corto plazo los gastos de operación, recuperar recursos en activos y un plan de negocios, y las áreas que tienen esta responsabilidad terminan desconociendo el control de los activos.