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El Reino Unido inició su segunda ronda de negociaciones con líderes de la Unión Europea en días pasados, y la ministra Theresa May tiene hasta marzo de 2019 para llegar a un acuerdo sobre el Brexit. Sin éste, el país volvería a los aranceles de la Organización Mundial de Comercio (OMC) a menos que se asegure un período de transición. Mientras tanto, los presupuestos familiares se reducen a medida que el crecimiento de los salarios caen ante la tasa de inflación.

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“Esperamos que el Reino Unido sufra una moderada desaceleración, no una recesión, pero las empresas deben observarlo y desarrollar planes de contingencia. Todavía hay riesgos a la baja relacionados con el Brexit, pero también hay posibilidades al alza si las negociaciones avanzan sin problemas y la reciente recuperación económica de la eurozona continúa”, dijo John Hawksworth, economista en jefe de PricewaterhouseCoopers LLP.

Ante ello, la inflación de los precios de la vivienda se desaceleró hasta 3.7% desde el 7% en 2016, en la que su capital, Londres, fue la región más afectada, de acuerdo con un informe publicado por la firma la semana pasada. Estos cambios reflejan un panorama económico más amplio conforme la inflación y el Brexit ya tienen un impacto sobre el gasto del consumidor y la inversión.

El crecimiento económico general probablemente se moderará al 1.5% durante 2017 y descenderá hasta 1.4% en 2018, según la firma. Sin embargo, el impulso a las exportaciones por un mayor crecimiento mundial y la caída de la libra desde el referéndum de la Unión Europea debería ayudar a mitigar la desaceleración, se informó a través de un comunicado de Bloomberg.

Mientras que la inflación se perfila sobre 3%, el Banco de Inglaterra probablemente mantendrá los tipos de interés sin cambios a corto plazo. Se destacó además que el argumento para un alza de tipos podría fortalecerse a finales de 2017 o 2018 si crecimiento e inflación evolucionan según lo previsto.