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Mistify AI desarrolla un sistema autónomo de supresión de polvo con IA y energía solar que reduce hasta 84% los contaminantes en obras de construcción, protegiendo la salud y mejorando la sostenibilidad.

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La industria de la construcción enfrenta un dilema cada vez más visible: La necesidad de responder a la demanda de infraestructura sin incrementar los costos ocultos que implica la contaminación ambiental.

 

Uno de los enemigos más silenciosos en este sector es el polvo, particularmente el de sílice, que afecta tanto a trabajadores como a comunidades urbanas. Solo en el Reino Unido, más de 500 obreros mueren cada año por exposición a este material, mientras que hasta 36,000 fallecimientos en el país están vinculados a la contaminación atmosférica de origen humano.

 

En este contexto surge Mistify AI, una empresa emergente de tecnología limpia que acaba de presentar un sistema autónomo de supresión de polvo. Su propuesta combina inteligencia artificial, diseño patentado de boquillas y nebulización alimentada con energía solar, con el objetivo de atacar el problema desde la raíz: La generación de partículas en obras y procesos industriales.

Los resultados iniciales llaman la atención. Pruebas piloto reportan una reducción de hasta 84% en contaminantes PM 2.5 y de 73% en PM 10, partículas microscópicas responsables de graves enfermedades respiratorias y cardiovasculares. El avance no es menor si se considera que la construcción genera cerca del 30% de la contaminación por partículas gruesas en Londres, ciudad que este otoño discutirá la segunda lectura del Proyecto de Ley de Aire Limpio en el Parlamento británico.

Se distingue la tecnología de Mistify por su autonomía: Cámaras, sensores láser y algoritmos de aprendizaje automático permiten anticipar escenarios de riesgo y ajustar automáticamente los patrones de nebulización. Este sistema inteligente no solo mejora la eficiencia ambiental, también reduce hasta en un 80% el consumo de agua frente a métodos convencionales, un beneficio crucial en tiempos de creciente estrés hídrico.

 

Además, el componente digital aporta un valor añadido. A través de sensores conectados a plataformas en la nube, los responsables de obra pueden monitorear en tiempo real la calidad del aire y comprobar el cumplimiento de normativas ambientales. En una industria que cada vez está más expuesta al escrutinio público y regulatorio, esta visibilidad se traduce en ventaja competitiva.

 

Para Nishika Mehta, cofundadora y directora de operaciones de la compañía, el reto es doble: “La contaminación atmosférica, un asesino invisible, es una de las amenazas ambientales más insidiosas de nuestro tiempo. Las partículas finas y el polvo representan un riesgo tan grave como las emisiones de carbono, pero reciben menos atención. Nuestra tecnología permite a las empresas proteger a los trabajadores y contribuir a ciudades más limpias y sostenibles”.

El proyecto cuenta con respaldo institucional en Oxfordshire y ya ha recibido reconocimientos como los Southern Enterprise Awards, además de abrirse camino en mercados de alta demanda como India y China. En paralelo, Mistify busca 1.5 millones de libras en financiación inicial para completar su fase de ingeniería y certificaciones, con miras a posicionarse como una solución escalable a nivel internacional.