La instalación de redes de fibra óptica es una cuestión clave en el desarrollo digital de las naciones, con el objetivo, en particular, de proporcionar un acceso generalizado a todos –tanto a las personas como en las empresas– a la banda ancha de muy alta velocidad, para así aumentar su productividad, además del entretenimiento.
Como muestran los datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el despliegue de esta tecnología sigue siendo muy desigual entre los países miembros de la organización económica.
Territorios como Corea del Sur y Japón cuentan con las mejores instalaciones digitales, ya que la fibra óptica representa más del 80% de las conexiones fijas a internet de banda ancha en ambas naciones asiáticas.
Por su parte, de las naciones latinoamericanas para los que la OCDE ofrece datos, Chile se sitúa como el más avanzado en el uso de esta tecnología, con el 66.05% de los residentes en el país accediendo a internet fijo a través de fibra óptica en 2022.
El despliegue de esta red está también muy avanzado en España: la proporción de fibra en las conexiones de banda ancha ha pasado a ser del 79% en 2021 al 83% en 2022. En el extremo opuesto, Alemania (con un 9.17%) y Grecia (0.44%) se encuentran entre las regiones europeas más rezagadas en el desarrollo de esta tecnología.