“Es una noticia desagradable para nosotros pensar que el gobierno no nos está viendo como las empresas que pueden enfrentar esta necesidad. Estamos listos. Y no dudamos que la Sedena lo pueda ejecutar. Ya ha ejecutado obras, pero creemos que la Sedena debe dedicarse a los objetivos para los que fue creada”, señaló Eduardo Ramírez Leal, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
El líder empresarial indicó que para ello, las constructoras podrían formar consorcios para desarrollar el proyecto: “Como en Texcoco, algunas empresas estaban asociadas para desarrollar la terminal, que era la inversión mayor, con casi 90,000 millones de pesos. En las pistas había consorcios, porque se requiere no solamente capital de trabajo sino también infraestructura de las propias empresas como maquinaria pesada, pero, sobre todo, la experiencia”, insistió.
En este sentido expresó que diversas empresas constructoras de entidades cercanas aledañas a Santa Lucía, como Hidalgo, Ciudad de México, Querétaro, Estado de México, Puebla y Tlaxcala, están interesadas en construir ese aeropuerto civil.
Tras destacar la urgencia de crear un Instituto Nacional de Planeación de Infraestructura autónomo, para que los proyectos de obras en los estados no se detengan cada seis años por un cambio de gobierno, Leal demandó al Gobierno Federal resolver el paro técnico de la Línea 3 del tren ligero en Jalisco, que permanece detenida porque requiere 4,000 millones de pesos para su conclusión.
Ramírez Leal anunció la realización del “Primer Foro Nacional de Consulta para la Reforma a la Ley Federal de Obras Públicas” el próximo 1 de marzo en Guadalajara.
“Tendrán que participar, desde luego el Poder Legislativo, el Ejecutivo en turno, tanto a nivel federal como estatal, porque, aunque aquí hay una ley recientemente modificada, aplican recursos federales (...) y cámaras empresariales, colegios de ingenieros y de arquitectos”, manifestó.
En días recientes, el Presidente afirmó que el Aeropuerto de Santa Lucía llevaría el nombre del caudillo de la Revolución Mexicana, Felipe Ángeles.
Con información de El Economista.