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La crisis financiera, que calificó como la "peor en un siglo" fue el telón de fondo de ese discurso que, por otra parte, trata de limitar las expectativas de una solución fácil y rápida
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Por Notimex MONTREAL.- El discurso de triunfo del presidente electo Barack Obama dio a los estadunidenses una idea de "la enorme tarea que nos espera en el futuro" y de que los necesarios cambios "no pueden ser hechos sin ustedes", como citó el demócrata en Chicago. La crisis financiera, que calificó como la "peor en un siglo" fue el telón de fondo de ese discurso que, por otra parte, trata de limitar las expectativas de una solución fácil y rápida: el camino por delante es largo, quizás no se llegue al objetivo en un año", expresó. Mercados de Wall Street y del resto de América entendieron bien la severidad de los propósitos de Obama que, según algunos, no esperará a ser juramentado para "poner su sello" en la economía, pero la economía seguirá contrayéndose antes que tengan efecto los estímulos prometidos. En su primer discurso como virtual presidente Obama destacó que "si esta crisis financiera nos ha enseñado algo, eso es que Wall Street no puede prosperar mientras Main Street (la economía real) sufre". Analistas esperan que Obama cumpla con la promesa de "tocar el suelo corriendo" y use la última sesión del saliente Congreso, dentro de menos de dos semanas, para avanzar algunas de sus políticas y hacer frente a los retos que por la gravedad de la crisis no pueden esperar. Los analistas económicos apuntan que Obama deberá definir sus propuestas, como la regulación del sector financiero y la solución a la paralizada deuda hipotecaria. En esta agenda que se alarga cotidianamente, a medida que la crisis avanza, figura el impacto del salvataje financiero y bancario sobre la política fiscal de Washington, y sobre el futuro del dólar estadunidense, la moneda dominante en el comercio mundial. En lo económico deberá definir el alcance de su paquete de estímulos fiscales y no fiscales para revivir una economía en contracción, para crear empleos, restablecer el crédito para empresas y ciudadanos privados y aliviar la situación de la clase media y los pobres. La lista de propuestas presentadas por Obama en su campaña electoral incluyen la moratoria de 90 días en reposesiones de casas y cambios a las leyes de quiebras, 10 mil millones de dólares para el fondo de prevención de reposesiones y un crédito fiscal de 10 por ciento sobre hipotecas para las familias de clase media. De los 700 mil millones de dólares ya aprobados para el salvataje financiero, Obama planea utilizar 175 mil millones para un paquete de estímulos en la economía real. De ese paquete dedicará, según los analistas, 25 mil millones en fondos no reembolsables para que los estados y municipalidades no corten el gasto en educación, salud y vivienda social. Otros 25 mil millones irán a la creación de empleos para trabajos de infraestructura, pagos de seguro contra el desempleo, eliminación temporal de la imposición fiscal sobre el pago por desempleo, ayuda a la industria del automóvil. Se mencionan además medidas para autorizar que las familias retiren libres de impuestos 10 mil dólares de los fondos de pensiones, y créditos fiscales para empresas que creen empleos en los próximos dos años. En la parte financiera Obama prometió aumentar la supervisión de ese sector y definir el papel y las áreas de las agencias que aplican las regulaciones, así como aumentar la vigilancia para evitar la manipulación de los mercados bursátiles. También ha criticado los sistemas actuales de retribuciones y bonos millonarios que favorecen a los directivos de empresas, y se espera que proponga cambios. Se espera que la nueva Administración Demócrata usará su poder fiscal, el Congreso bajo su control, los organismos de regulación y el gasto público para influenciar los mercados financieros e incentivar ramas de la economía publica y privada. En su discurso en Chicago, Obama dijo que "hay nuevas energías que dominar, nuevos empleos que necesitan ser creados, nuevas escuelas que construir", y sin duda también un sistema de salud que cambiar. Parte de esta agenda incluye aumentar la recaudación fiscal mediante la eliminación de las bajas tributarias acordadas por las dos administraciones precedentes a las familias más ricas y a empresas. Otro aspecto evocado por Obama y sus asesores, entre ellos James K. Galbraith, es la eliminación de las trabas a la sindicalización, lo que traerá consigo mejoras salariales y un papel social y político más relevante de los sindicatos. La agenda es impresionante y los retos, como dijo Obama, "son los mayores de nuestras vidas: dos guerras (Irak y Afganistán), la peor crisis financiera en un siglo". La esperanza es que "hay nuevas energías que dominar, nuevos empleos que necesitan ser creados, nuevas escuelas que construir, amenazas que enfrentar y alianzas que reconstruir". Pero también dijo, para contener las gigantescas expectativas que ha creado, que "el camino por delante es largo", que quizás no se llegue al objetivo "en un año, tal vez ni en un solo mandato". Esta es una agenda que requerirá de muchos consensos y sacrificios, y por ello Obama enfatizó, en Chicago, que "habrá retrocesos, falsas salidas. Muchos no estarán de acuerdo con todas las decisiones o políticas que tomaré siendo presidente".