Los arquitectos buscan siempre mejorar los espacios en los que habitarán las personas, solas o en familia, es por ello que busca aprovechar el concepto de arquitectura biofílica, que tiene como filosofía maximizar “el amor por lo vivo”, y si los proyectos están en playas de Colombia o Costa Rica, o se puede pedir más.
Hoy en día, estos proyectos están pensados para darle confianza y seguridad al cliente, olvidando el tránsito diario de automóviles y que no haya ningún obstáculo que interrumpa la salida directa al mar. También se busca alejar a las familias del ruido y movimiento propios de las urbes.
Por ejemplo, en el nuevo concepto de ciudad Serena del Mar, en el norte de Cartagena de Indias, Colombia, la firma Morros realiza construcciones que se distinguen porque la huella del proyecto está dentro de una vegetación nativa, la cual trata de tocar lo menos posible.
“Hay muchas formas de experimentar la biofilia, pero no hay duda de que la naturaleza tiene un efecto calmante sobre la psique, y la gente tiene mucho deseo de eso”, señaló a portafolio.com Rodrigo Puente quien lidera Morros Park, un proyecto de apartamentos.
Otro ejemplo de este tipo de arquitectura se encuentra en Bahía Ballena, cerca del pueblo de Uvita de Osa, al sur de Costa Rica, en donde en dos villas se implementó el Tepal, por primera vez en el país, una técnica milenaria en la que se utiliza la tierra generada en las excavaciones para la construcción.
El estudio checo Formafatal es el responsable de que las pequeñas villas minimalistas se integren en el paisaje de una colina cubierta de bosques selváticos, que parecen levitar sobre la ladera sur y están proyectadas para ser viviendas de alquiler vacacional, publicó arquitecturaydiseno.es.