Cada rasca aguas se construiría mediante el uso de plásticos reciclados del llamado “séptimo continente” o gran mancha de basura del Pacífico; en apariencia tendrían una forma similar a las medusas.
El Aequorea alojaría espacio para vivienda, laboratorios científicos, oficinas, hoteles, campos deportivos y granjas a lo largo de 250 niveles y llegaría hasta una profundidad de 1,000 metros. El agua de mar sería desalada para beber, las microalgas podrían reciclar los residuos orgánicos y la luz podría ser suministrada a través de bioluminiscencia.
En cuanto a los efectos desestabilizadores de las corrientes fuertes, tormentas o incluso terremotos, la geometría y el lastre de las torres contrarrestarían remolinos marinos y la flotabilidad natural, mientras que el espesor de la capa exterior aumentaría desde la superficie del mar hacia abajo, a fin de compensar la tensión causada por el aumento de la presión.
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