Este movimiento responde al creciente volumen de amenazas digitales: Tan solo en el tercer trimestre de 2024, las organizaciones mexicanas enfrentaron un promedio de 3,124 ciberataques semanales, lo que representó un aumento interanual del 78%, según el Reporte Trimestral de Ataques de Checkpoint.
Además, el Global Cybersecurity Outlook 2025 advierte que casi la mitad de las entidades públicas en México no cuentan con el talento especializado necesario para enfrentar estas amenazas, lo que deja una brecha preocupante entre las capacidades institucionales y los riesgos actuales.
La situación es especialmente delicada para pequeñas y medianas empresas, pero también representa una oportunidad para que aquellas que se anticipen al nuevo marco legal y fortalezcan su infraestructura tecnológica logren una ventaja competitiva.
También, una estrategia sólida en ciberseguridad permite una transformación digital más eficiente, alineando innovación con protección. Esta visión integral es cada vez más valorada por cadenas de suministro internacionales, socios estratégicos y clientes institucionales, lo que puede abrir nuevas oportunidades de negocio.
En términos económicos, la prevención también es clave: IBM estima que, en 2023, las empresas en América Latina enfrentaron pérdidas promedio de 1.9 millones de dólares por incidentes de ciberseguridad. Por ello, identificar riesgos y contar con respuestas anticipadas puede significar la diferencia entre la continuidad operativa y una crisis reputacional o financiera.
Así, en un país cada vez más digitalizado, la ciberseguridad ha dejado de ser un tema técnico: Hoy es un eje central de la estrategia empresarial, clave para garantizar la competitividad, continuidad y crecimiento sostenido.