Encienda el televisor o sintonice la radio. Con seguridad no habrán pasado más de 30 minutos y ya habrá escuchado en su navegar por el espectro radioeléctrico varias noticias, comerciales o menciones acerca del calentamiento global y el consecuente cambio climático. Incluso es probable que al reverso de la caja de cereal encuentre consejos ecológicos, al igual que en periódicos, revistas o la red; vaya, en estos días a cualquier buen "político-mercadólogo" le dan el premio Nóbel y un Óscar por ello... y esa es quizá la razón por la que el fenómeno aceleró su llegada a cada espacio de la vida cotidiana, y ahora se encuentre metido hasta la intimidad de la casa.
A decir verdad su introducción se inició hace ya varios años, aunque poco a poco ha logrado sacar de circulación a tendencias como el diseño funcional o el minimalismo -que se mantuvieron con fuerza y gran vigencia muchos años-. Sin embargo, dicen que no hay tiempo que no llegue ni plazo que no se cumpla; así que al fin el interiorismo orgánico se ha colocado en el punto donde se le observa como vanguardia.
Los especialistas dicen que su ascenso al punto de convertirse en moda es tan natural como sus raíces mismas, ya que históricamente el mundo del diseño no tiene una trayectoria rectilínea, sino que su comportamiento es más bien en forma de espiral, y ahora se ubica en el punto más alto de ese rizo helicoidal, así como todas las cosas que se les etiqueta como "retro" y de pronto cobran nueva vida en una época. Pero vayamos al origen.
La larva
El diseño orgánico es un movimiento que en su primera fase se desarrolló entre 1931 y 1960, para después tomar su segundo aire en el inicio de la década de 1990 y mayor fuerza en nuestros días. En cierta forma, el orgánico, es un enfoque holístico y humanizador del diseño, ya que su método de trabajo se planteó como el desarrollo de soluciones enlazadas de modo que la totalidad de un esquema arquitectónico se unificara, generando un efecto mayor que la suma de las partes.
Por ello para el enfoque orgánico fue crucial la manera en que los elementos individuales, es decir objetos o muebles, conectaban visual y funcionalmente con el contexto de su emplazamiento interior y el conjunto arquitectónico en donde se planeaba su disposición. Cabe señalar que la armonía de las proporciones, los materiales y el color, son tópicos que no quedan aislados, sino que son tan importantes como la mueblería o la arquitectura del sitio.
Si bien es cierto que la interconexión y el espíritu de la naturaleza eran los cimientos de la arquitectura orgánica, en sus inicios más primitivos no solían emplearse formas como las que ahora son consideradas orgánicas, es decir, basadas fundamentalmente en curvas y sin una característica particularmente geométrica. Eso hasta que a principios de los años treinta -del siglo pasado-, Alvar Aalto el prestigiado diseñador de origen finlandés y uno de los mayores defensores del movimiento orgánico, lideró un vocabulario humanizador y moderno de la forma, donde las curvas suaves y sinuosas se opusieron al rígido formalismo geométrico del estilo internacional, mismo que pierde de nuevo vigencia en la actualidad.
Las conexiones funcionales, espirituales y emocionales de sus muebles con respecto a los usuarios, eran la principal preocupación de Aalto. Sus ideas tuvieron un gran impacto, sobre todo en los Estados Unidos, con lo cual cambiaron el rumbo del diseño hacia el movimiento orgánico moderno: de esta manera, personajes como Eero Saarinen y Charles Eames crearon sillas y muebles realmente revolucionarios, no sólo por la tecnología de punta que utilizaron en la estructura, sino también por el concepto de contacto y soportes continuos, promovido mediante las formas orgánicas, ergonómicas y refinadas del asiento.
A principios de los años noventa, impulsado por un mejor conocimiento de la ergonomía, la antropometría, los avances en el diseño y el diseño asistido por computadora, las creaciones orgánicas emergieron con más fuerza que nunca sin importar el material en que fueran hechas. Ya sea natural o plástico, el diseño orgánico expresa toda su potencia cuando su sensual y emocional vocabulario formal conecta con el usuario de manera subliminal, apelando directamente a su sentido innato de la belleza natural.
Características
El orgánico es un diseño como producto intuitivo y en la búsqueda de lo particular, que tiende a la forma múltiple, es dinámica e independiente de la geometría elemental, por ello es significativo que para hablar de diseño o arquitectura orgánica, deba siempre tomarse como referencia el parámetro racional. Los arquitectos y diseñadores orgánicos sostienen así su tendencia, y tratan de poner en duda la tradición del pasado como la de lo moderno.
Así pues, el diseño orgánico actúa contra el modelo clásico y racional, ya que cuando la arquitectura orgánica se inserta en la crisis del racionalismo al final de la segunda guerra mundial, propone una mayor libertad geométrica y la recuperación de los valores individuales; razón por la cual aparece más como una tendencia del gusto con formas libres, ángulos diferentes de 90 grados, variedad y riqueza de materiales y un naturalismo mimético, o como un código estilo. Tal vertiente del diseño se considera surgida con la revolución industrial, aunque forma parte del sector de discrepancia que acompañó siempre al desarrollo tecnológico.
Crear atmósferas orgánicas
John Nieman, arquitecto de interiores con base en Casa Nieman, una consultora de diseño y fabricante de muebles en la Ciudad de México, explicó a Real Estate Market & Lifestyle que el cambiante mundo del diseño, en este momento apuesta a crear composiciones donde lo orgánico puede mostrarse como ecléctico, y este momento transitorio permite que los muebles ortogonales, se fundan con los orgánicos; aunque cuando se trata de organicismo en el sentido estricto de la palabra, hay dos maneras de verlo: Una, la cual se funde por completo con lo étnico y alude mucho al uso de elementos o muebles con raíces históricas; por ejemplo, aquella decoración donde las influencias de los trazos se notan con obviedad hindúes, o persas, orientales o mayas y están hechos con materias primas 100 por ciento naturales como la madera, la palma, el yute, etc.
En segundo lugar encontramos aquella mueblería que basa su estirpe orgánica plenamente en el diseño, aunque esté fabricada con materiales sintéticos y luzca moderna, como lo es la mueblería o los accesorios creados por los diseñadores ya antes reseñados.
Leonardo Quintanilla, arquitecto y director de la carrera de Diseño Interior, en Arte A.C., un instituto de enseñanza en Monterrey, México; precisó que para construir un ambiente de estas características en casa, se deben atender tres principios básicos: estilo, materiales y procesos.
La cuestión del estilo debiera, dijo, ser elegida por quien va a habitar esos espacios y ser pensados a la medida de sus gustos y actividades; número de ocupantes y edades de los mismos -de tal forma que empaten con su estilo de vida-. Lo relativo a materiales atiende, a las materias primas que compondrán el espacio a diseñar, y que ya comentamos, pueden ser enteramente naturales para dar mayor apego a la tendencia, o bien una mezclase entre ambas; aunque Quintanilla recordó que deberá ponerse mucha atención al realizar esta fusión, pues se podría caer fácilmente en estridencias compositivas. Finalmente lo concerniente a procesos se entiende como crear una sintonía entre el estilo arquitectónico y compositivo de la construcción en la cual se realizará el diseño de interiores, ya que de ello dependerán las soluciones posteriores.
Una vez que se han clarificado los aspectos interiores, el paso siguiente será adecuar la gama tonal del lugar, para lo cual John Nieman recomendó basarse en una paleta de colores que vaya cercana a los colores de la tierra, aunque no necesariamente deberán ser gamas terracota. Sin embargo el uso de estos últimos podría ofrecer mayor apego y calidez excepcional.
Tanto Quintanilla como Nieman, coinciden que los acentos tonales o un discreto uso de los colores rojo, blanco o negro, podrían lucir muy bien en un proyecto de decoración interior, amén de que por el momento los diseñadores internacionales lo están usando constantemente en el desarrollo de sus trabajos. Otra recomendación de los interioristas es no basarse en un solo color para todo el espacio, ni en una tonalidad determinada, sino jugar un poco con discretas combinaciones para prendar de un ambiente de calidez y variedad cromática; eso sí, evitando a toda costa el empleo de colores chillantes o "locochones".
En cuanto a las texturas, como es obvio suponer, no se debería de buscar como primera opción aquellas que son lisas, sino darle prioridad a las que ofrezcan un mayor volumen sobre las superficies aplicadas; aunque recomienda acentos de cristal, sólo que muy bien pensados y nunca cayendo en un uso excesivo.
Los trazos de los muebles, dijo Nieman, deberán apegarse a las formas naturales y de hecho, de preferencia ser con base en estas materias primas. Las maderas exóticas, el bambú, la rafia, el ratán, las cáscaras de ratán, mimbre o bejuco, son excelentes para tales fines y sólo es necesario decidirse por los estilos a emplear.
En el caso de las fibras o los textiles del mobiliario, recomendó que deberán ser de preferencia naturales, rectas y no tan duras, pues de lo que se trata es de desvanecer la rigidez compositiva de tendencias ajenas a ésta. Nanimarquina, la marca española de tapetes y alfombras cuenta con un catálogo muy completo de productos que muestran no sólo diseños orgánicos en su haber, sino que son enteramente orgánicos, ya que cada pieza está hecha a mano mediante técnicas tradicionales y tiene a la lana natural neozelandesa como materia prima.
En lo tocante a la iluminación, ambos diseñadores coincidieron que ésta debiera de ser siempre que fuera posible, natural y profusa en todos los espacios, pues ello da vitalidad y ambiente a cada lugar. El uso de lámparas o difusores deberá de guardar coherencia con el resto de la mueblería para conseguir la armonía y en enlace de elementos que comentamos arriba.
Tanto Nieman como Quintanilla, con una visión más purista del interiorismo orgánico, dicen que no se debieran mezclar elementos plásticos ni textiles no naturales en un ambiente, así como no saturar de elementos decorativos o muebles los espacios, ya que se puede caer con facilidad en lo burdo cuando existe la posibilidad de enriquecer atmósferas.
Cambio de visión
En cuanto a la actitud que acompaña al interiorismo orgánico, Quintanilla dijo que colateralmente a la búsqueda de un diseño que acompañe nuestro estilo de vida, pensar en un hogar con tales características también involucra un cambio de actitud y responsabilidad, pues alguien en esta sintonía debiera ser responsable de observar de dónde provienen las materias primas con las que están hechos sus muebles o accesorios. "En la actualidad hay lugares donde certifican que las maderas u otros materiales empleadas en tu sala o comedor, provienen de bosques sustentables, con lo que se aminora el impacto al medio ambiente y la depredación de bosques", dijo.
El arquitecto comentó que según estudios de universidades norteamericanas, la implementación de tópicos como el arriba mencionado, y llevados a cabo por la población en general, así como la ejecución de reglas de construcción y edificación sustentable, podrían disminuir hasta en 10 por ciento los efectos de calentamiento global, lo que constituye un incentivo más para aquellos avezados en el tema o con una actitud de cambio con respecto al fenómeno.
Quintanilla señaló que una de las razones por las que el diseño de estas características no permea con mayor fuerza en la sociedad, es debido a que no existen los adecuados estímulos fiscales que hagan atractiva esa circunstancia. El directivo universitario explicó que si la gente obtuviera beneficios directos por la compra de este tipo de enseres, los cuales en primera instancia cuentan con costos de producción y precios finales dos o tres veces más altos que los productos "regulares", sería mayor su demanda. Desgraciadamente, dijo, no se cuenta con la estructura fiscal adecuada para darle dinamismo al sector.
Así pues, permita que nuevas formas y diseños lleguen hasta su hogar.
Transfórmelo y como dice Nanimarquina, deje que la naturaleza entre hasta su sala. Las repercusiones que creará en sus ambientes, serán no sólo cómodas, sino gratificantes para su cuerpo y alma? y de tomar muy en serio el cuidado, no sólo del medio ambiente sino de su salud mental, por favor? prenda cada vez menos ese televisor y la radio... ¡Actúe cada vez más!