La capital ya no puede crecer en extensión, por lo que necesita optimizar el espacio y reciclar las zonas con mayor potencial.
La Ciudad de México (CDMX) presenta condiciones territoriales y urbanas diferentes a las del resto de las ciudades del país; forma parte de una Zona Metropolitana de 20.89 millones de habitantes. Es sede de la mayor parte de las actividades económicas, y eso la vuelve una fuerte receptora de viajes de población flotante que acude diariamente a trabajar, estudiar, comprar o acceder a su extensa red de equipamientos.
La zona urbana está rodeada al norponiente, norte y oriente por los municipios conurbados del Estado de México, al sur y al poniente por suelo de conservación, por lo que ya no puede ni debe expandirse. Todos los espacios y edificaciones que requiere para desarrollarse en las próximas décadas tendrán que estar ubicados al interior de la zona urbana actual.
Lo anterior obliga a contar con instrumentos que permitan identificar, reciclar, regenerar y densificar aquellas zonas con mayor potencial de desarrollo, fortaleciendo y aprovechando la infraestructura, los serviciosy equipamientos.
El promedio de ocupantes por vivienda se ha ido reduciendo de 5.6 en 1970, a 3.4 en 2015; es decir, cada vez se requieren más viviendas para alojar al mismo número de habitantes.
Parte de estas viviendas se han desarrollado en antiguas zonas industriales que fueron perdiendo su uso original y en zonas de casas unifamiliares de baja densidad que se han ido transformando en zonas de vivienda plurifamiliar.
Estas nuevas viviendas satisfacen apenas una cuarta parte de lo que demanda la población, lo que las ha encarecido significativamente y ha obligado a los jóvenes y habitantes de menores ingresos a ubicarse en suelo de conservación (muchas veces en zonas de riesgo), o bien, en los municipios metropolitanos, lejos del empleo y de muchos de los satisfactores urbanos que la ciudad ofrece.
Revertir estos procesos y hacer un uso eficiente del territorio es inaplazable, por lo que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) promueve una ocupación más intensiva y diversificada de los usos del suelo en las zonas centrales, ubicadas cerca del empleo y otros satisfactores urbanos, mediante un proceso paralelo de fortalecimiento de los equipamientos, infraestructuras y servicios. Esta política se impulsa a través de instrumentos y acciones como los Sistemas de Actuación por Cooperación (SAC) y la modernización de los Centros de Transferencia Modal de Transporte (CETRAM), en un marco de planeación participativa, instrumentada a través del Consejo para el Desarrollo Urbano Sustentable (CONDUSE).
Existen grandes sectores del territorio de la ciudad que presentan una clara subutilización, que a partir del mejoramiento de las redes, equipamientos y espacios públicos, podrían absorber nuevos habitantes, lo que permitiría arraigar y evitar la expulsión de población. No obstante, es necesario aceptar que para la renovación de nuestra urbe se requieren recursos económicos en cantidades que rebasan la disponibilidad presupuestal del Gobierno, por lo que es necesario convocar a nuevas fuentes de financiamiento.
Los SAC se desarrollan en zonas antiguas de la ciudad que con el paso de los años experimentaron procesos de deterioro y abandono por lo que el reto es doble; por un lado es necesario renovar infraestructura que en muchos de los casos tienen más de un siglo y que es prácticamente inservible, a la par hay que preparar a estas zonas para recibir a la nueva población que se espera en la zona.
El tema de agua potable es un caso peculiar, ya que no solo se necesita infraestructura nueva; se necesita repensar la forma en la que se obtendrá el recurso hídrico con la finalidad de incrementar el abastecimiento en la zona sin desabastecer otras zonas de la ciudad, por lo que es necesario modernizar el abastecimiento, implementar esquemas de reutilización y de reducción del consumo por parte de la población residente y flotante esperada.
Asimismo, en materia de movilidad es necesario ampliar la oferta modernizar el transporte púbico, priorizar la movilización no motorizada y desincentivar el uso del automóvil. Esto va de la mano con la creación de calles completas que incorporen la infraestructura necesaria para que los peatones, ciclistas y demás usuarios de la vialidad puedan transitar de forma segura.
Texto:Felipe de Jesús Gutiérrez
Foto: Desarrollo Urbano y Vivienda del Gobierno de la Ciudad de México