Ante ello, un grupo de investigadores de la Universidad Purdue, en Indiana, Estados Unidos, trabajó durante 5 años con la intención de predecir el comportamiento mecánico de los nanocristales de celulosa (cncs) como posibles aditivos para el hormigón, con lo que lograron crear un aditivo verde y renovable, que además, se espera mejore las características técnicas y mecánicas en las construcciones.
Los especialistas detectaron que los nanocristales se pueden obtener fácilmente como derivados de diversas industrias, como la agrícola, entre otras, pero principalmente de los desechos de la industria papelera.
Los nanocristales, que tienen forma de varilla y que son de tamaños micromilimétricos, constituyen un biomaterial duro, ligero y flexible, que podría utilizarse para aumentar la resistencia de algunos materiales de construcción, como el hormigón, puesto que las investigaciones llevadas a cabo han revelado que poseen propiedades (rigidez, módulo de elasticidad) similares a las del acero.
Los estudios, que iniciaron en 2014, señalan que entre otras de las ventajas para su aplicación en la arquitectura de la construcción, destaca la mejora del proceso de curado, ya que permite un uso más eficiente del agua sin afectar significativamente al peso o densidad de la construcción.