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El nuevo escenario recesivo para México definitivamente implica una ampliación del déficit público, que podría ir hasta 3.0% del Producto Interno Bruto (PIB), desde el 1.8% autorizado, anticipó Moody´s
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Por Notimex CIUDAD DE MEXICO.- El nuevo escenario recesivo para México definitivamente implica una ampliación del déficit público, que podría ir hasta 3.0% del Producto Interno Bruto (PIB), desde el 1.8% autorizado, anticipó Moody´s Economy.com. El director para América Latina de la firma, Alfredo Coutiño, opinó que la recesión resalta la necesidad de "aislar el presupuesto federal de los vaivenes del ciclo económico, lo cual implica dar a la política fiscal la flexibilidad necesaria para convertirla en verdadero instrumento de política contracíclica". Ante esa realidad recesiva, y la consecuente caída adicional en la recaudación tributaria, consideró que hay dos opciones razonables para el gobierno mexicano: incrementar el déficit o recortar los gastos, aunque ve mayor viabilidad a la primera. Reconoció poca razón para sostener que ampliar el déficit dañaría la disciplina fiscal, pero no debería ser excusa para seguir posponiendo una verdadera reforma que asegure fuentes permanentes de ingresos públicos. La propuesta inicial del presupuesto 2009 supuso 3.0% de crecimiento económico, revisado luego a 1.8% y aprobado por el Congreso antes que finalizara el año pasado. Con la revisión a la baja en el precio del petróleo, llevó a recomponer ingresos para no modificar el gasto, y así se autorizó al gobierno incurrir en un déficit fiscal de 1.8% del PIB. Por tanto, no se recortó el programa de estímulo fiscal a la demanda interna (enfocado a compensar la debilidad en el sector externo), y fue reforzado con los ingresos extraordinarios acumulados en los fondos de estabilización y las coberturas petroleras. Coutiño advirtió sin embargo, que el deterioro de condiciones económicas a nivel mundial y sobre todo en Estados Unidos desde principios del año, imponen alto costo a las exportaciones mexicanas y debilitan el mercado interno. El gobierno mexicano de nuevo revisó a la baja su estimación de crecimiento, a un rango de entre 0.0 y menos 1.0%, pero la profunda contracción económica en el primer trimestre y el inesperado brote de influenza humana al iniciar el segundo, provocó deterioro significativo a las perspectivas económicas. Que las autoridades fiscales reconozcan que la recesión traerá este año a una contracción económica de 5.5%, lleva a una revisión de las cuentas fiscales y evidencia la vulnerabilidad de las finanzas públicas ante la inestabilidad del ciclo económico. Así, las opciones al gobierno mexicano son aumentar el déficit o recortar los gastos. La primera se antoja la más adecuada, aunque requiere la aprobación del Congreso, y la segunda aunque factible dejaría la economía mexicana a merced del vendaval externo. El director regional de Moody"s Economy.com recomendó explorar qué tanto se podrían desequilibrar las finanzas públicas más allá del déficit de 1.8% del PIB ya autorizado por el Congreso y tomando como referencia el último presupuesto aprobado. Si la economía se contrae 5.5% en el año, el gobierno federal perdería unos 75 mil millones de pesos en la recaudación tributaria, igual a 0.63% del PIB nominal del presente año. Además, si el precio del crudo promedia 55 dólares por barril como ahora se estima, en lugar de los 70 que fija el presupuesto, el país perdería unos siete mil 300 millones de dólares, pero cerca de cinco mil millones se recuperarían por las coberturas contratadas. Así, la pérdida de ingresos por esa caída sería cercana a 31 mil millones de pesos, sólo 0.26% del PIB; de manera que si no hay recorte al presupuesto y asumiendo que los ingresos de los fondos de estabilización están ya comprometidos, el déficit público pasaría de 1.8% estimado a 2.7% del PIB. El directivo de la subsidiaria de Moody"s Corporation insistió que aún cuando el gobierno optara por no recortar el gasto, las finanzas públicas quedarían sujetas a la volatilidad de la economía, porque los ingresos tributarios dependen del crecimiento económico Reiteró, por tanto, la necesidad de aislar la política fiscal del ciclo económico, "desamarrar" el presupuesto federal del crecimiento coyuntural para "amarrarlo" al crecimiento estructural, sujetar las finanzas públicas al crecimiento económico potencial. Propuso una regla estructural que comprometa al gobierno a gastar conforme a los ingresos fiscales generados por el crecimiento potencial de 3.0% -tasa de crecimiento natural-, con independencia del crecimiento final que reporte el país. El mecanismo asegura que las épocas de bonanza automáticamente generen superávit fiscal, porque los ingresos excedentes por un crecimiento mayor al potencial se convierten en ahorro público, pero cuando es menor es posible usar los ahorros acumulados en el pasado o incurrir en un déficit financiable. La bondad es que aisla el presupuesto de la volatilidad del crecimiento coyuntural, lo convierte en mecanismo de estabilización del crecimiento y verdadero instrumento contracíclico.