Nueva York avanza hacia el cierre definitivo del complejo carcelario de Rikers Island con la construcción de nuevas instalaciones más pequeñas en sus distritos. Entre ellas destaca el futuro Centro de Detención del Bronx, cuya propuesta arquitectónica ha sido presentada recientemente por el estudio CetraRuddy y el Departamento de Diseño y Construcción de la Ciudad de Nueva York (DDC).
Este proyecto se localiza en 745 East 141st Street, en el sitio de un antiguo hospital y depósito policial. La nueva cárcel tendrá once pisos y capacidad para 1,040 personas privadas de libertad, además de incluir áreas de recreación al aire libre, espacios comunes y una base con locales comerciales de acceso público.
Se adapta el edificio topográficamente: Reduce su volumen hacia Concord Avenue, de menor altura, y lo incrementa hacia el área industrial de Port Morris. Esta estrategia permitió la incorporación de terrazas verdes y paneles fotovoltaicos, elementos que responden tanto a criterios de sustentabilidad como de integración comunitaria.
Uno de los objetivos del diseño es crear una “experiencia abierta y acogedora” desde el ingreso, según palabras de John Cetra, cofundador de CetraRuddy.
Para ello, el vestíbulo se revestirá con terrazo, madera clara y paredes estriadas, en un intento por romper con la arquitectura penitenciaria tradicional.
Cada unidad interior contempla espacios compartidos, celdas con muebles de madera, escritorios, baño y ventana, así como zonas de recreación insertadas en las alas del edificio. Estas decisiones parten de una visión que privilegia la dignidad de las personas detenidas y de quienes trabajan en el sistema.
Aunque el cierre de Rikers Island estaba previsto para 2027, los retrasos han empujado la fecha hacia la década de 2030.