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El Premio Pritzker, el mayor galardón de la arquitectura con calidad mundial fue otorgado a tres arquitectos españoles: Carme Pigem, Rafael Aranda y Ramón Vilalta fundadores y propietarios del estudio RCR, en Olot (Girona, España), a quienes se les reconoció el valor de su propuesta arquitectura, la transformación de sus obras en entes universales y por la integración de su trabajo a los entornos naturales.

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Carme Pigem, en entrevista, afirmó que los tres arquitectos entienden sus funciones en el estudio como si fuera un "trío de jazz": metáfora sobre cómo se plasma la creatividad compartida e ilustra la manera en la que desarrollan su profesión de manera conjunta.

Glenn Murcutt, arquitecto miembro del jurado, resaltó que su obra ayuda de forma poética a la arquitectura para ser una disciplina universal, independientemente de donde esté construida.

"Pone en valor que no hay que perder tus raíces, tu localización y eso dice a la vez que estás abierto al mundo. Desde mis raíces, desde mi propio sentir, hago una manera de ver la arquitectura que se pueda entender de esta forma universal", dice.

El estudio de los galardonados abrió en 1988 como un negocio arquitectónico que se convirtió en señal de identidad clave en sus creaciones que han dejado huella en otras localidades.

Entre los proyectos que tienen como despacho, destacó que está la restauración del Espacio Enigma en Barcelona; la próxima inauguración de una mediateca en Gante, y la construcción de las Bodegas de Perelada, y han recibido el encargo de realizar un proyecto cultural en París.

"Cuando se hace una intervención, el paisaje o edificio que existían, se convierten en dos cosas que están allí conjuntamente y ya no puedes disociarlas, no se pueden separar, son una sola unidad. Es paisaje y arquitectura nueva le da un carácter muy especial y es algo único. Se da en un lugar con unas circunstancias, no es algo transportable ni extensible", destaca.

Cristales, plásticos y acero son parte de los materiales que imprimen en sus obras. Pigem destaca que para ellos "lo importante es que cada obra encuentre su propia expresión material" y añade que menos es más, ya que intentan usar en cada obra la mínima variedad posible y así entienden que "el espacio y la atmósfera que se crean son más relevantes".

Destacó además que se ha hecho muy buena arquitectura en España, pero lamenta que la sociedad española esté al margen de la misma. "Todo es arquitectura, aunque nadie sea consciente de ello: dónde trabaja, por dónde va al trabajo, dónde vive, cuando va al teatro o hace deporte...", afirma Pigem quién reclama que "la sociedad debe tomar conciencia del valor de la arquitectura, porque le interesa saber que cuanta más calidad tengan sus espacios, mejor será su vida".