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Edward Glaeser, economista y profesor en Harvard, desafía los estereotipos negativos sobre las ciudades en sus libros "Triumph of the City" y "Survival of the City".

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El 14 de mayo próximo, en el marco del evento anual organizado por la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, Edward Glaeser dará una plática.

Este economista graduado en Harvard, donde además preside el Departamento de Economía, se ha especializado, como nadie, en analizar las ciudades contemporáneas.

Publicó en 2011 su best seller ‘Triumph of the City’, y en 2021 'Survival of the City: Living and Thriving in an Age of Isolation'.

 

'Triumph of the City' causó sensación y polémica, ya que contradecía la mala prensa que reciben las ciudades caracterizándolas como sucias, pobres, insalubres y dañinas al medio ambiente.

 

El libro de Glaeser derriba muchos mitos. Prueba que las ciudades son salubres, ecológicas y prósperas tanto en términos económicos como culturales y también que las ciudades, siendo el mejor invento de la humanidad, nos hacen más ricos, más inteligentes, más verdes, más saludables y más felices.

En los países occidentales las ciudades sobrevivieron al tumultuoso final de la revolución industrial y ahora son más prósperas e interesantes que nunca. 

Muchas ciudades entraron en decadencia en la mitad del Siglo XX, pero la mayoría han regresado y han surgido nuevas por los cambios tecnológicos que incrementaron los retornos del conocimiento que produce la proximidad de mucha gente. En las ciudades, el espacio entre la gente y las empresas deja de existir y esta conexión física genera su éxito. En USA los trabajadores en áreas metropolitanas ganan 30% más que fuera de ellas. Los 5 'zip codes' que componen Manhattan entre las calles 41 y 59 tienen una nómina más grande que Oregón o Nevada y los americanos que viven en ciudades de más de un millón de habitantes son 50% más productivos que los que no.

 

 

Por otro lado, las ciudades pobres del mundo en desarrollo crecen con enorme rapidez porque la densidad urbana provee el camino más claro de la pobreza a la prosperidad, aunque muchos piensen que la prevalencia de la pobreza urbana condena a las ciudades a ser lugares de desigualdad y privación.

 

Para Glaeser es todo lo contrario. La presencia de familias pobres en ciudades, desde Río de Janeiro hasta Rotterdam, refleja la fortaleza de esas ciudades, no su debilidad.

 

Las ciudades no están llenas de pobres porque hagan a sus habitantes pobres. Están así porque atraen campesinos con la esperanza de mejorar su vida. Prueba de ello es que los individuos recién llegados tienen tasas de pobreza más altas que los residentes más antiguos.

Un factor fundamental lo representa la oferta de vivienda que determina no solo los precios sino el número de habitantes de una ciudad. Diversos estudios han demostrado una correlación estadística casi perfecta. Con restricciones a la construcción, las ciudades pierden población cuando familias más ricas y más pequeñas reemplazan a las más pobres y numerosas.

Muchas ciudades en el mundo han promovido reglas para prevenir nuevas construcciones con mayores densidades. Esto siempre expulsa población. Si la construcción en una ciudad se congela, el crecimiento va a suceder en algún otro lugar.

Las construcciones en San Francisco han empujado a muchos ciudadanos a vivir en lugares como Houston y Phoenix donde el desarrollo es bienvenido. Como consecuencia, los precios de la vivienda se mantienen bajos.

 

Es muy deseable un futuro urbano en donde más gente viva en ciudades centrales, con todas las ventajas que ello conlleva, pero para eso se deben derogar las barreras regulatorias que impiden la construcción de inmuebles más altos.

 

Ahora que se debate el futuro de la Ciudad de México en el marco de las campañas políticas y siendo reconocido por los tres candidatos a la Jefatura de Gobierno que existe una grave crisis en materia de vivienda, no está por demás atender las enseñanzas de Edward Glaeser.