Según un despacho del Financial Times, la Unidad de negocio de Tarjetas de Crédito de Barclays y el gigante del e-commerce, Amazon, llegaron a un acuerdo en el que las dos empresas llegaron a un acuerdo para vincular datos (Big Data) a un análisis de Inteligencia Artificial (IA) para aprobar o no el crédito de una persona, y además, predecir los servicios que los clientes usarían a continuación.
"La asociación con Amazon ha sido una de las cosas más importantes que le ha sucedido a Barclays en los últimos cinco años; lo que suceda a continuación en esta carrera de IA pronto será de enorme importancia, ya que ayudaría a determinar los futuros ganadores en finanzas y el próximo gran conjunto de riesgos regulatorios", dijo el director ejecutivo de Barclays, Jes Staley, al Financial.
Según un análisis del periodista Gillian Tett en un artículo del Financial, “El anuncio atrajo poca atención en medio de las elecciones estadounidenses, el dolor pandémico y la cancelación de la oferta pública inicial de 37 mil millones de dólares por Ant Financial. Pero los inversores y los reguladores deberían prestar atención. Eso no se debe a lo que muestra el acuerdo sobre los hábitos de compra alemanes, la voraz expansión de Amazon o la estrategia de Barclays, per se”.
Tett argumenta que el significado de la fusión alemana es un pequeño signo, inusualmente visible, de una carrera febril en marcha en bancos y empresas de tecnología para utilizar Big Data e Inteligencia Artificial (IA) en finanzas.
Lo que suceda con la IA ayudaría a determinar los futuros ganadores en finanzas y los próximos riesgos regulatorios. El argumento central es que las plataformas de IA serán exponencialmente más que cualquier otra cosa vista antes.
Secreto del gigante
Jack Ma, fundador de Ant y Alibaba, el grupo de e-commerce, fue uno de los primeros en detectar este potencial. Utiliza datos sobre la actividad digital corporativa y de los consumidores para predecir el riesgo crediticio y proporcionar servicios, lo que ha catapultado al grupo financiero chino a un ritmo vertiginoso.
Por su parte, las empresas occidentales minoristas se apresuran a ponerse al día (como el acuerdo de Barclays en Alemania); estas innovaciones permitirán a las empresas financieras ofrecer a consumidores "más opciones, servicios mejor orientados y precios más exigentes" y reducirían costos de los préstamos corporativos.
La otra firma de Jack Ma, Ant, utiliza data e IA para analizar riesgos crediticios, lo que le permite ofrecer préstamos más baratos. Si se organiza más adelante, la IA ayudará a reguladores y controladores de riesgos a detectar fraudes con facilidad y mejorar las pruebas de resistencia de los bancos.
En contraparte, la IA podría incorporar prejuicios como el racismo, en la toma de decisiones y además, se pondría en riesgo la privacidad de las personas.
Un elemento adicional sería el antimonopolio: con una enorme cantidad de datos e IA, existiría la tendencia a que las empresas dominantes se vuelvan cada vez más poderosas.
Pero el mayor problema de todos sería la opacidad. "La falta de interpretabilidad o 'auditabilidad' de la IA y los métodos de aprendizaje automático podría convertirse en un riesgo a nivel macro", señala la Junta de Estabilidad Financiera.
"La IA y el Machine Learning (ML) podrían resultar en formas nuevas e inesperadas de interconexión entre los mercados financieros e instituciones. Una idea obvia y tentadora podría ser que los políticos presionen el botón de "pausa". De hecho, eso es lo que Pekín parece estar tratando de hacer con Ant.
El artículo del Financial Times agrega que las empresas que realizan actividades financieras habilitadas por IA deben estar reguladas dentro de un marco financiero. “Los banqueros centrales y los reguladores deben retener la supervisión de la tecnología financiera y mantener un campo de juego nivelado, incluso si eso les obliga a expandir su supervisión a nuevas áreas, como los datos que se conectan a las plataformas de IA”.
Los políticos y el público en general deben prestar atención a lo que suceda en IA y Big Data, en lugar de subcontratarlo a expertos técnicos. Esto no será fácil, dado que la IA es difícil de entender. Pero desde 2000 se mostró lo que puede suceder cuando los especialistas se vuelven locos con las finanzas y los políticos los ignoran.
“No podemos permitir esto de nuevo. Si se pensaba que la crisis financiera de 2008 fue mala, imagínese una que se mueva más rápido y vaya más lejos porque está habilitada por medio de la IA. Eso debería asustarnos más que un debate político del momento”.
/Con información del artículo de Gillian Tett del Financial Times. Los derechos pertenecen a su propietario. /