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La segunda ciudad más grande de Israel aplica estrategias Smart para atender, de forma particular, demandas ciudadanas.

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Una forma de medir si una ciudad es Smart o no, es por la eficacia que perciben sus habitantes; los cuales, se muestran satisfechos con el alumbrado, los autos, el tráfico, el arte, los servicios sociales y la cultura. Si estos servicios prestados son buenos, inteligentes y suficientes, entonces esa ciudad es inteligente, porque una Smart City, ante todo, sabe escuchar a sus habitantes.

“Todos somos funcionarios. Tenemos que prestar el mejor servicio a los ciudadanos. Por ejemplo: en España, si a ellos les interesa mejorar el tráfico, pero mejoramos el alumbrado, en realidad no hemos hecho nada por ellos. Hay que adaptarse a las necesidades específicas de cada uno”, afirma la doctora en Filosofía y Master in Business Administration, por la Universidad de Tel Aviv, Hila Oren.

Destacó que uno de las herramientas que le valió a la ciudad de Tel Aviv ser la mejor Smart City en 2014, fue la implementación de la tarjeta digital; la cual, es única en su género, ya que maneja la información que necesita cada persona en específico: “Hemos implementado una tarjeta digital (resident card) que contiene toda nuestra información: edad, intereses, dónde vivimos, cuántos hijos tenemos y qué esperamos de la ciudad. El problema es que en otros lugares la privacidad es más importante. Aquí en Tel Aviv no nos preocupa tanto. Nosotros proporcionamos toda esa información de manera que la ciudad pueda dirigirse a nosotros con la información que nos interesa. Hay tarjetas digitales para todos: hay tarjetas para perros, para niños pequeños y cada comunidad tiene su tarjeta con sus propios intereses y servicios”, destaca una nota de Enlace Judío.

Asimismo, manifestó que esta tarjeta crea un vínculo de servicios dirigidos y por interés, ya que permite que llegue data del interés del usuario final; además que ya se ha exportado a otros países:  “En cuanto a servicios: si están haciendo obras en tu calle, yo no necesito saberlo porque no vivo ahí, y solo le proporciono esa información a los vecinos que viven ahí. Si mi hijo tiene que matricularse en el colegio, mi amiga no necesita saber esa información, por eso, en mi tarjeta recibo solamente lo que quiero. Si pongo que me gusta el jazz, ellos me informan de un concierto de ese género con entradas a un costo de 10 dólares, si necesito una clase de algo, el ayuntamiento me informa de ciertos cursos. Esto se inició en 2014 en Tel Aviv y algunas ciudades de la India la compraron y ya la están utilizando y adaptando", mencionó.

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Dijo que en Tel Aviv hay 20 empresas que se ocupan de diversos servicios, como la administración de estacionamientos o teatros. Por su parte, la Fundación Tel Aviv, aporta las herramientas financieras para otras áreas vinculantes y ello ha contribuido a la resiliencia de la ciudad de Tel Aviv. “Utilizamos las redes sociales para ver qué es lo que quieren los ciudadanos. Si un tema despierta interés lo llevamos a cabo; si no lo despierta, simplemente no lo hacemos”.